«Tengo a niños que les cuesta hablar su propio idioma»
Actualizado:A Sebastián Gómez le gustan las cosas directas. Para enseñar lo mejor es poner ejemplos y no dar rodeos. Esa misma filosofía la aplica en su conversación. Afable y cercano, le gusta la complicidad en el trato y huye de la formalidad del usted. A un paso de la jubilación hace balance de sus años como docente en la ciudad que no ha querido abandonar. «No hacía falta tanta poesía», resume cuando le preguntan por qué no ha cambiado de destino.
-¿Realmente se parece tan poco la escuela que encontró a la que deja?
-La verdad es que no se parecen mucho y no hablo de padres poblemáticos, en Cádiz no hay grandes conflictos con los chavales y menos aún en la Primaria. He hecho mi vida entre dos centros: el Cortadura, que entonces era de militares y tenía alumnos de mayor poder adquisitivo, y el San Rafael, donde llegué hace 27 años, en una zona de menor nivel económico, pero donde encontré a unos padres muy preocupados por los estudios. A lo largo de estos años he visto cómo han cambiado los niños, cómo han cambiado los planes educativos, las normas y reconozco que ahora el nivel es más bajo.
-¿El cambio se ha producido en el método, en los alumnos o en los propios padres?
-Tendría que decir que una mezcla de todo. Ahora nos encontramos con un sistema de mayores facilidades. Se le da al niño todos los medios tanto en el colegio como en la casa y se carga a la función docente de más responsabilidades que antes. En los últimos años he encontrado alumnos muy infantilizados a los que les cuesta hablar su propio idioma. También he visto niños con pocas destrezas y muy super protegidos por parte de los padres. Eso nos tiene que dar la cara después.
-Le tocó vivir la transformación de su colegio en un centro TIC. ¿Supuso aquello un cambio de enseñanza?
-Pillé los últimos momentos. Cuando comenzaron a instalar los ordenadores estaba trabajando en la Delegación de Educación. Nosotros ya teníamos una sala de informática y equipos para los profesores. Adaptar un centro TIC consiste en darle mayor importancia al a informática, pero la enseñanza es la misma. Necesita de un equipo muy preparado y no se puede incluir a todo el alumnado. Se hace con un grupo determinados de niños. Es el futuro, pero tiene muchas dificultades
-Este año le llegan los portátiles. ¿De haberlo sabido hubiera pedido la jubilación el año pasado?
-No, en absoluto. Llevo 37 años en la docencia, pero no estoy quemado y no le temo a los portátiles. Aún no sabemos cómo se van a instalar y por supuesto que es un reto nuevo que nos permitirá tener todo tipo de experiencias y de todo se aprende: a potenciar algunos métodos o a no volver a hacerlo nunca más. Lo que sí hay que tener claro es que, aunque el ordenador sea una herramienta de trabajo muy buena, lo primero es saber leer y escribir y hay niños en esas edades que les cuesta aún comprender lo que leen.
-La cercanía de su colegio con el Falla establece una relación muy estrecha con el Carnaval
-Los niños están muy ligados al Carnaval. Hace algunos años ensayaba en el colegio el coro de los niños. Muchos de sus componentes eran antiguos alumnos de este centro y venían por las noches a tocar. Tenga en cuenta que San Rafael es uno de los colegios públicos más antiguos de Cádiz, había pocos más en la zona y los niños solían estudiar aquí. Yo aún estaba de director cuando ensayaban, pero luego cambiaron de sitio tras instalar el comedor. En este barrio hay muchas peñas carnavaleras y los niños viven desde chicos ese ambiente. La agrupación venía a las fiestas de fin de curso del colegio y hacían un ensayo general, que atraía a mucha gente.
-¿Han tomado el testigo los alumnos de ahora?
-Los niños viven el Carnaval todo el año. El colegio está en un sitio de paso para las agrupaciones y eso se nota. Los alumnos han participado en talleres de Carnaval. Si te encuentras con algún profesor que este tema le gusta suelen organizar alguna cosa, inventar coplas y las cantan en la fiesta de disfraces o de fin de curso.
-¿Algún profesor ha sido protagonista de las coplas?
-Alguna vez han puesto cosillas, pero con lo que el profesor que los organiza les ha soplado. Cuando la educación básica llegaba hasta octavo había más picardía, entonces muchos estaban ya metidos en agrupaciones. Ahora sólo llegan hasta los 12 años.
-¿Le pusieron algún mote?
-No recuerdo si me han llamado de alguna manera. Sé que tenía fama de sieso. Me decían «eres serio pero no mala gente», y yo les respondía, éste no es el sitio de contar chistes. Siempre intento transmitirles una imagen global de todo, que tengan un conocimiento amplio y sean conscientes de que nada es fácil.
-¿Y ha tenido éxito con ese método de enseñanza?
-No pretendo que un niño quiera ser matemático cuando estudie esa asignatura. Sólo aspiro a despertar unas inquietudes, que adquieran una herramienta que les sirva y que eso sea la base para lo que quieran hacer. Unas veces tienes más éxito y otras menos, también aprendes de eso.