Raul Castro, junto a Juan Almeida Bosque. / Archivo
obituario

Fallece el 'número tres' de la revolución cubana

El vicepresidente del Consejo de Estado, Juan Almeida Bosque, muere a los 82 años debido a un paro cardio-respiratorio

LA HABANA Actualizado: Guardar
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La Revolución cubana ha perdido a uno de sus protagonistas históricos, Juan Almeida Bosque, combatiente junto a Fidel y Raúl Castro, fiel entre los fieles y que ocupó durante décadas algunos de los más altos cargos en el Estado y el Partido Comunista. Almeida, que tenía 82 años y era el rostro negro del sistema, falleció anoche de una parada cardiorespiratoria, según el comunicado del buró político del Partido Comunista que han hecho público los medios cubanos, todos oficiales.

Los diarios 'Granma' y 'Juventud Rebelde', únicos que se editan en la isla en papel, han aparecido impresos solo con tinta negra y con la portada dedicada al hombre que nunca se separó de Fidel Castro. La jornada del domingo ha sido declarada de luto oficial entre las ocho de la mañana y las ocho de la noche, y hoy sábado ya han podido verse algunas banderas ondeando a media asta, mientras que figuras del régimen han expresado su pesar por el fallecimiento de Almeida.

El ministro de Cultura, Abel Prieto, ha señalado que se trata "sin ninguna duda (de) una gran pérdida", y ha resaltado que el comandante es "una de las grandes figuras de la revolución". El presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, ha recordado que "fue soldado en el combate revolucionario, desde el primer momento, soldado y comandante, desde el primer día", y por ello "uno de los principales artífices de la revolución".

El comandante Almeida había pedido que su cadáver no fuera expuesto al público, por lo que el Gobierno ha solicitado a los cubanos que presenten sus condolencias en la jornada de mañana, domingo, en la Plaza de la Revolución.

Mediador entre Fidel y Raúl

Miembro del Buró Político del Partido Comunista y vicepresidente del Consejo de Estado, se le consideraba "número tres" en la jerarquía revolucionaria, que no siempre coincide con la jerarquía política, pues teóricamente el siguiente en la línea sucesoria tras Fidel y Raúl Castro es el vicepresidente primero Manuel Machado. El comandante Almeida, inseparable de su uniforme verde olivo que lo identificaba como héroe revolucionario, fue siempre un hombre discreto, alejado de los focos y la atención mediática, pero los analistas coinciden en señalar su peso como mediador dentro del régimen y su carácter de "intocable".

En concreto, un observador ha comentado que Almeida era muy respetado tanto por Fidel como por su hermano Raúl -presidente del Consejo de Estado y de Ministros desde febrero de 2008 tras la enfermedad del primero-, y en más de una ocasión medió entre ambos cuando se enfrentaban por diferencias de criterio. En los últimos años, sus únicas apariciones públicas eran para recibir a los embajadores acreditados en La Habana.

Recuerdo a su origen humilde

Los medios oficiales recuerdan hoy su origen como un obrero albañil, segundo de una familia de doce hermanos, que se sumó a la lucha revolucionaria ya desde 1952, y en los 57 años transcurridos desde entonces "estuvo siempre en la primera línea de combate junto al Jefe de la Revolución". A Almeida se le atribuye la frase "Aquí no se rinde nadie", que al parecer dijo cuando los guerrilleros cubanos desfallecían en las montañas de Sierra Maestra poco después de su desembarco en 1956 para luchar contra el régimen de Fulgencio Batista.

En el libro 'Cien horas con Fidel', Castro tiene palabras de reconocimiento con Almeida: dijo que lo incluiría "entre la lista de hombres incapaces de traicionar la revolución", y que ha sido "uno de los que "vivieron tiempos decisivos sin flaquear jamás". Si Almeida no flaqueó, sí lo hizo su hijo, Juan Almeida, distanciado del régimen en los últimos años y que el pasado mayo fue detenido cuando intentaba abandonar ilegalmente la isla para reunirse con su familia en EEUU. Además de su papel como político, Almeida sobresalió como compositor de más de 300 canciones, algunas de las cuales han pasado al acervo popular cubano, como La Lupe', Dame un traguito o Qué le pasa a esa mujer.