Un afgano en bicicleta cruza tras un gran retrato electoral de Karzai en una carretera cercana a Kabul. / AP
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Karzai logra una sombría reelección

El presidente afgano suma el 54,1% de los votos entre denuncias de irregularidades que obligaron a anular el escrutinio de 600 mesas electorales

ENVIADO ESPECIAL. KABUL Actualizado: Guardar
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«Última pregunta que nos vamos al iftar (cena con la que se rompe el ayuno durante el Ramadán)». Después de casi un mes de recuento Daud Ali Najafi, responsable de la Comisión Electoral Independiente (CEI), finiquitó en apenas quinces minutos la conferencia de prensa en la que se anunció por primera vez que Hamid Karzai supera el 50% de los votos necesarios para proclamarse vencedor absoluto de las elecciones afganas. Lo que todos esperaban desde que se cerraron las urnas el pasado 20 de agosto se plasmó en unos datos oficiales que, con el 91,6% de los sufragios escrutados, otorgan el 54,1% al líder pastún. Su principal adversario, Abdalá Abdalá, se queda muy de lejos con un 28,3%.

Los datos se hicieron públicos a media tarde, pero Kabul fue un hervidero de filtraciones y declaraciones oficiales desde primera hora de la mañana. Algo ha cambiado en el seno de la comunidad internacional en estas últimas semanas. Los balances positivos y optimistas de agosto se convirtieron en severos correctivos para un proceso marcado por la violencia talibán y por el fraude masivo a favor del principal candidato. Naciones Unidas abrió fuego con un comunicado firmado por su máximo responsable en el país centroasiático, Kai Eide, en el que se hacía eco de la preocupación por el 'pucherazo' denunciado durante el proceso y pidió «excluir de los resultados preliminares las urnas en las que hay pruebas de irregularidades».

Y la Comisión de Denuncias Electorales (ECC), órgano de control de la misma ONU, insistió en la existencia de «claras y convincentes evidencias de fraude» y ordenó un recuento parcial de los votos, pero su llamamiento cayó en saco roto cuando horas después Najafi ofrecía datos correspondientes a más del 91% y defendía su trabajo asegurando que los resultados de «seiscientos centros electorales han quedado fuera por irregularidades».

La ECC pide una auditoría en los colegios en los que votaron más de seiscientas personas, el recuento de las papeletas de los centros en los que ejerció su derecho el 100% de los electores y aquellos en los que alguno de los candidatos obtuvo el 95% de los apoyos. La CEI, de momento, se limita a responder que pese a lo escandaloso de las cifras registradas en muchos centros «la documentación es correcta».

La misión de observación electoral de la Unión Europea también se mostró «profundamente preocupada por la gran cantidad de irregularidades» detectadas en los comicios. En un comunicado oficial la UE denunció que «cientos de miles de votos fraudulentos» han sido incluidos en el recuento y por eso respalda «con firmeza» las órdenes de la Comisión de Denuncias de llevar a cabo una auditoría y un nuevo recuento de votos.

Estrategia en peligro

Pero si las elecciones suponen un duro golpe a la credibilidad del sistema exportado por las potencias occidentales, en la arena militar el bombardeo de Kunduz ejemplifica además justo lo contrario a lo que la Administración Obama persigue en Afganistán con su cambio de estrategia. Un informe preliminar elaborado por la OTAN cifra entre 70 y 78 las víctimas mortales en el ataque en el que los aviones bombardearon dos camiones cisterna cargados de gasolina que los talibanes habían robado. El informe de la Alianza reconoce que junto a los insurgentes algunos civiles perecieron o resultaron heridos.

Sin duda, donde más han impactado las consecuencias de la acción ha sido en Alemania, ya que fueron militares germanos quienes solicitaron cobertura aérea tras el robo del combustible puesto que la zona de Kunduz se encuentra bajo mando de las tropas de Berlín. Ante la conmoción generada tras el ataque, la canciller alemana, Angela Merkel, con el respaldo de Francia y Reino Unido, ha propuesto adelantar a este año la conferencia de Naciones Unidas sobre Afganistán prevista para 2010.

La situación al norte del país centroasiático se complica día a día. Junto a la inestabilidad en Kunduz, la provincia de Baghlan es escenario cada día de sucesos violentos y ayer seis médicos de un hospital público fueron secuestrados por hombres armados. Un nuevo frente abierto para las fuerzas internacionales.