Brad Pitt se enamoró de la ciudad cuando rodó 'Entrevista con el vampiro'.
Sociedad

La ciudad verde de Pitt

El actor lidera cuatro años después del 'Katrina' la reconstrucción ecológica de Nueva Orleans, cuyos vecinos le quieren incluso para alcalde

ENVIADA ESPECIAL. NUEVA ORLEANS Actualizado: Guardar
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Parecía una burla. Brad Pitt for Mayor, decían las camisetas. Como si Nueva Orleans no tuviese bastante con sacar la cabeza del Katrina, para tener que lidiar ahora con una estrella de cine convertida en alcalde. Pero en un país donde el actor Ronald Reagan ganó la presidencia, Arnold Schwarzenegger es gobernador de California, el humorista Al Franken senador por Minnesotta y Alec Baldwin quiere quitarle el asiento de Connecticut a Joe Liberman, estas cosas no se pueden tomar a risa. Así que nos fuimos a desenterrar la pasión de Pitt por Nueva Orleans, al cumplirse cuatro años del devastador huracán, y nos encontramos con que el actor lidera un resurgir ecológico que va a marcar un hito en el mundo.

«¿Quién más podía ir a Frank Gehry a pedirle que diseñe gratis una casa para los pobres?», se pregunta Thomas Bayer, el profesor de la Universidad de Tulane que en mayo pasado empezó por su cuenta la campaña política del actor en la tienda de Storyville. «Gehry es uno de los tres arquitectos más importantes del mundo. No diseña casas portátiles, sino museos multimillonarios», recuerda. Bueno, hasta que invitó a Pitt a su 80 cumpleaños en febrero pasado.

Quién lo hubiera dicho, pero si no fuese actor, Brad Pitt querría ser arquitecto. Su pasión por la arquitectura le acercó hace mucho a Gehry, del que se hizo amigo. Y cuando se dispuso a brindar por su renovada longevidad, le pidió una casa para su proyecto de reconstruir el barrio más pobre y emblemático de los que fueron devastados por el Katrina: El Bajo Noveno (Lower Ninth Ward).

Allí donde las casas se construyeron por debajo del nivel del mar no habían quedado ni los cimientos. Las autoridades no tenían interés en reconstruir una zona predestinada a las inundaciones. «No me podía creer que nadie estuviera haciendo nada», contó Pitt impresionado a la revista Architectural Digest. Me acordaba de las imágenes de la gente en los tejados suplicando ayuda, y no podía creerme que esto fuera Estados Unidos».

Él ya se había enamorado de la ciudad cuando rodó Entrevista con el vampiro en 1993, pero en 2006 lo que le atrajo fue su entusiasmo por la arquitectura y la ecología. Dos ideas que había consagrado la organización Global Green, alumbrada por el ex mandatario soviético Mijail Gorbachov para «reconectar a la humanidad con el medio ambiente». Su presidente en EE UU, Matt Peterson, vio en la catastrófica devastación de la ciudad la oportunidad de reconstruirla con edificios verdes, y dos meses después del huracán ya estaba instalado en Nueva Orleans, montando talleres para educar a la gente sobre las construcciones ecológicas. Pitt patrocinó el concurso de arquitectos que competiría por fabricar las casas más sostenibles. Seis arquitectos de entre 3.000 proyectos de todo el mundo que el actor se devoró con avidez. Solemos pensar en los coches o en las fábricas, pero son los edificios los que producen el 40% de las emisiones contaminantes.

Era como si la naturaleza lo hubiera barrido todo con furia para lanzar un mensaje que a Pitt le llegó a gritos mientras recorría las calles del Bajo Noveno: «¡Hazlo bien!», le vociferó un hombre. Y Pitt se quedó con la idea. Make it Right dio nombre a la organización que creó para reconstruir el Bajo Noveno, en sociedad con el productor de Hollywood Steve Bing. Cada uno puso 5 millones de dólares para empezar a atraer donaciones con las que construir 150 casas. «Llevamos 15 y ya somos el barrio más verde de EE UU, es muy triste», se lamenta el actor. «Dentro de un año tendremos cien, pero lo que más me irrita es que en este barrio se perdieron 4.000. Sólo somos un arañazo en la superficie».

A prueba de huracanes

Baratas, ecológicas, sostenibles. Hechas con materiales reciclados, sin tóxicos, energéticamente autónomas, a prueba de huracanes, elevadas del suelo para protegerse de las inundaciones, con vías de escape en caso de que el agua vuelva a llegar hasta el tejado. Aprovechan el agua de lluvia, la luz del sol y el calor de la tierra para ahorrar el 75% de lo que cuestan los servicios, y algunas incluso aportan energía a la red general. «En este momento ese contador está yendo al revés», le gusta decir a Pitt cuando brilla el sol. Como el reloj de Benjamin Button, que le permitió trabajar en la ciudad durante dos años. «Cuanto mayor me hago, más me importa la gente con la que estoy», confesó.

Gloria Gus, de 69 años, es la que más abrazos le ha dado en todo el Bajo Noveno. La primera habitante del sueño construido por Pitt tiene ocho nietos adolescentes bajo su cargo y paga 150 dólares mensuales de facturas, en comparación a los 1.000 que cuesta mantener una casa como la suya, en una ciudad medio deshabitada donde las compañías han pasado a los escasos clientes el gasto de reconstruir la infraestructura. Y la próxima vez que un huracán deje la ciudad sin luz, la de su casa seguirá funcionando.

Pitt prefirió comprarse un clásico del Barrio Francés, apuntó a su hijo mayor a un colegio privado y se paseó en bicicleta por esas calles donde la gente tiene cosas más importantes que perseguir a una estrella de cine. Ahora cada vez que los rodajes le impiden deambular por Bourbon Street, tomarse una copa en el Johnny White o arrimar el hombro en las obras de la calle Tennessee, dice que le puede la ansiedad. «Llamamos a Nueva Orleans nuestro campamento base», dijo a la CNN. «Somos una familia nómada».

La que considera «la ciudad más auténtica de todas las ciudades estadounidenses» se ha ganado a pulso el sobrenombre de The big easy, donde la gente hace que las cosas resulten fáciles. Cada vecino de la calle Tennessee es prueba de ese espíritu que desafía a la muerte con la intensidad de la vida. Ayer no se conmemoró el cuarto aniversario de la tragedia del 'Katrina' con lágrimas, sino que se celebró con una animada música de jazz de las que hacen bailar a los muertos.

Entre el desfile de vecinos que se contoneaban detrás de la orquesta por las calles del Bajo Noveno estaba Robert Green, que aquel fatídico día perdió a su nieta de 3 años y a su madre de 73. La primera se le escurrió del tejado cuando el agua arrancó la casa de los cimientos y la arrastró calle abajo. La segunda, enferma de parkinson, se le murió en los brazos después de tragar agua varias veces. Tardó tres meses en poder enterrarla, pero ninguno de esos recuerdos ha podido alejarle de la calle en la que se ha pasado tres años viviendo en una caravana, hasta que Make it Right le dio hace un mes las llaves de su nueva casa. «Mis hijos y mis nietos son felices aquí. Este es nuestro hogar. No teníamos ninguna duda de que queríamos volver».

Como dice Robert Tannen, socio local de Gehry en el proyecto, «para la gente de Nueva Orleans el suelo donde han vivido durante generaciones es más sagrado que su propia religión». Y a veces van de la mano. Gertrude Le Blanc sonríe desde el balancín de su porche. Junto con Robert Green, la mujer de 74 años fue durante los primeros tres años la única habitante de la calle. Sus armas de supervivencia, paciencia y fe. «Un día le pregunté a Dios: Señor, ¿a dónde pertenezco yo? Desde luego no aquí, en Napoleonville (Louisiana)», donde había sido evacuada. Al poco tiempo, el Gobierno le puso una caravana en la puerta de su antigua casa, de la que sólo quedaron los escalones. Un año después, los voluntarios de una iglesia baptista reconstruyeron el resto. Desde el porche ha visto emerger las casas verdes que subvenciona el actor «como si fueran de juguete», cuenta divertida. «Llegan en camión, las coge la grúa, las pone en el suelo y en menos de un mes ya están habitadas. Brad Pitt me está trayendo de vuelta a mis vecinos».

Querido por todos

Esa rapidez, en comparación a la exasperante lentitud de las autoridades, explica que le quieran hacer alcalde. «Una ventaja es que las cámaras y los publicistas perseguirían a nuestro alcalde, en vez de que sea nuestro alcalde el que pierde el tiempo persiguiendo las cámaras», dice burlón el profesor de Tulane. Para él, el carismático Ray Nagin, que busca la reelección, «ha sido una verdadera decepción», mientras que Pitt se ha ganado los corazones de la gente y «ha demostrado ser un hombre inteligente de buenas intenciones».

Bayer no contó con el actor para lanzar la campaña, pero hace un mes le pidió a través de Make it Right «una señal de que no le ofendíamos». Él se la dio dos semanas después en una entrevista con la NBC. «Tres veces le preguntaron, y tres veces evitó decir que no se presentará», apunta triunfante. Por toda respuesta, Pitt siguió repitiendo que, de hacerlo, su plataforma sería «por los matrimonios gays, la legalización de la marihuana y la abolición de la religión», sonrió. «No tengo ninguna oportunidad».

Bayer pensó que le acababa de hundir la campaña, pero fue lo contrario. Desde entonces, la gente le dice entusiasmada que es el candidato perfecto para Nueva Orleans. Lástima que todavía no lleve residiendo los cinco años requeridos para presentarse, pero se hace camino al andar. En la tienda de Storyville se han vendido en dos meses 3.000 camisetas a los personajes más inesperados. «Kevin Spacey se llevó cuatro», cuenta el propietario Josh Harvey. «El otro día vinieron a por ellas tres monjas dominicanas».

El 10% de los beneficios los donan a Make It Right para la construcción de nuevas casas. Todas son únicas y prototipos de construcciones sostenibles. Un barrio del que Al Gore se sienta orgulloso. Que acompañe al actor en su madurez y le libre de la imagen que han forjado de él los paparazzis. «Cuando el actor tenga setenta años y a las mujeres ya no les parezca atractivo, aquí le seguiremos queriendo», promete Bayer.