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Primera etapa hacia el sueño dorado
España se estrena ante una Serbia a la que Scariolo incluye entre las candidatas al medallero La selección ha recuperado la humildad tras el varapalo en Lituania y tiene los pies en el suelo
COLPISA. VARSOVIA Actualizado: GuardarSe nota en Varsovia quién saltará a la cancha con los galones del ungido. No será Rusia, la actual campeona, sino una selección española en cuya corona se echa de menos el lingote de oro procedente de las minas de su continente. Su plantilla eclipsa cualitativamente al resto de los pretendientes a bailar el día 20 sobre el pedestal de Katowice.
Hoy, a partir de las 21.00 horas en el Torwar Hall, será el momento de demostrarlo en la cancha. El estreno ante Serbia será una buena piedra de toque y el favoritismo se asume, según el presidente de la Federación Española, José Luis Sáez, «desde el respeto y la confianza».
El palo sufrido ante Lituania el jueves parece haber puesto las pilas a todo el mundo. Aunque Sáez lo obvió para centrar sus preocupaciones en «las lesiones», Scariolo lo ha aprovechado para que sus hombres entiendan que la concentración no está reñida con la paciencia, una virtud que el técnico no se cansa de solicitar a los suyos, quizá para que el grupo, en lo táctico, no se le vaya de las manos.
Refundación serbia
La concentración y las ideas claras también son vitales para comenzar con buen pie ante una Serbia que «estará en la lucha por las medallas». «No porque lo haya dicho Pesic, sino por la excelente refundación que está haciendo en su equipo. Los jóvenes jugadores serbios llevan en la Liga Adriática desde los dieciséis años. Este equipo, guiado por un gran entrenador, abrirá un ciclo», comenta el técnico italiano.
Tras lo visto en las sesiones de trabajo del fin de semana en la cancha de Varsovia (no quedan entradas para el duelo de hoy), Pau Gasol no tendrá problemas para volver paulatinamente a la actividad; Álex Mumbrú sólo necesita recuperar el ritmo de partidos; Navarro está disponible aunque a veces se le reserve en la parte final de las sesiones por precaución; y sólo Rudy, conminado de momento a soltar el brazo en las prácticas de tiro, diezmará un potencial del que Scariolo alardea: «Llegamos con todos los jugadores vivos, presentes y motivados. Se sienten importantes. Lo bueno de lo malo de las bajas que han habido es que han ayudado a otros jugadores a ponerse al día».
La idea que el italiano ha esculpido en la mente de los suyos es que «no hay que pensar en tener resuelto el partido en el primer cuarto». Como tampoco quiere que surjan pujas sobre quién jugará más o menos: «No hay dos Españas. Los roles los plantea la competición, el rival, las faltas. Sólo hay unas previsiones en función de lo que ves en los jugadores».
Soñar con lo máximo
Es lo que propugna una generación que cuando sus integrantes casi ni se afeitaban ya hizo girar a todo un país la cabeza hacia el baloncesto. Los golden boys fueron creciendo, quemando etapas y ganando títulos. Volvieron a provocar un soberano esguince cervical hace tres años en Japón cuando lloraron sobre el cajón más elevado del más alto de los podios. Llamaba la atención cuando -país, que diría Forges- en las tertulias de bar se pasó a hablar del pick and roll y de dobles bloqueos como de pares máximos, fuerzas ges y aerodinámica en la época en la que Fernando Alonso decidió convertirse en un ás del volante.
Soñar bien merece su estreno en las historias que sólo pueden ser escritas por la selección española. Podrían despertarse Scariolo y sus pupilos hoy a golpe de cañonazos si los francotiradores serbios saben hallar el vértice exacto en el que confluyen coordenadas y carga explosiva. Se prevé que la defensa sobre Pau Gasol pueda ser especialmente cañera. Eñe que eñe. Pero nada asusta a los campeones del mundo, que no quieren ver a nadie que esté más cerca que ellos de las estrellas. Sólo queda desearles, felices sueños. Y que no se duerman.