José Miguel Martínez en su despacho de los juzgados de Jerez. / J. F.
Ciudadanos

«Los acuerdos son el primer paso para la rehabilitación»

El juez de Menores jerezano, José Miguel Martínez, apuesta por los beneficios que supone tratar de reinsertar al adolescente

JEREZ Actualizado: Guardar
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Es el eterno debate: ¿Cómo hay que actuar con el menor que delinque? ¿Es mejor apostar por el castigo o intentar reinsertarle a través de la educación y, dependiendo de lo que haya hecho, de los denominados trabajos en beneficio de la sociedad? José Miguel Martínez, juez de Menores de Jerez, lo tiene claro y apuesta claramente por la segunda opción.

Su dilatada experiencia en este campo le hace pensar así, porque, según señala, el castigo sin más no ayuda nada a recuperar a un menor. Es más, está convencido de que empeora aún más su situación. Y afirma que eso es precisamente lo que hay intentar evitar.

Más allá de los fríos datos estadísticos sobre los casos de menores que son juzgados en la ciudad y sobre el aumento de delitos cometidos por ellos, tanto en Jerez como en el resto de la provincia, José Miguel Martínez destaca la gran importancia que supone el elevado porcentaje de procedimientos que se acaban cerrando con un acuerdo entre las partes previo a la celebración del juicio correspondiente.

Tal como se señala en la información principal de la página anterior, se alcanzan en algo más del 70% de los casos. «Y eso es tremendamente positivo», resalta convencido.

Ventajas

Según explica, esos acuerdos, además de aliviar la posible saturación que pueda sufrir el juzgado, «acortan sensiblemente los plazos de rehabilitación del menor». Primero, «porque ninguna de las partes, ni la víctima ni el acusado, va a recurrir, con lo que se pasa directamente a la siguiente fase del proceso correspondiente», señala.

Pero, sobre todo, y lo que es más importante para él, «porque llegar a un acuerdo significa también que el menor asume que ha hecho algo que está mal, y reconocerlo es siempre el primer paso para la rehabilitación». Sin embargo, «si se llega a la condena en un juicio es siempre contra su voluntad, y así es todo mucho más difícil», explica.