CÁDIZ

Algo de algas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

-Mabel Caballero: Estaba yo pensando...

-Javier López: Cuidado, no vayas a acabar con agujetas en el coco. ¿En qué piensas?

-Mabel: ¿De qué largura será el traje de baño de Santiago Posadas, el concejal de Playas?

-Javier: ¿Crees que utiliza bermudas o algo así? Para mí que es más de esos de tipo slip, negro, con una banda roja por los laterales y ceñidito, ceñidito. Algo muy desagradable.

-Mabel: Ummm... No me pega. Más bien algo de colores neutros, azul marino, de buena calidad, pongamos de Burberrys. Lo que es seguro es que tela lleva.

-Javier: Lo que tiene tela es que un concejal trate a sus conciudadanos -y votantes- como lo hace este hombre.

-Mabel: Hombre, yo creo que su nicho de votos no va a estar entre los que van a Cortadura a tomar el sol sin ropa. Dice Posadas que la libertad de uno empieza donde termina la del otro (sic). También que el concepto de libertad se toma a la ligera. Hubo muchas revelaciones en el Pleno del viernes. La más flipante es que Fermín Salvochea, el que fuera alcalde de Cádiz, también tomaba el sol como el Orden Natural -era ateo- le trajo al mundo. Este hombre era un adelantado a su tiempo.

-Javier: El joven Posadas es un libertino del Prohibido todo. Dejad que la gente tome el sol como su sabor les dé a entender. Yo no tomo el sol ni vestido, aunque si fuera a la playa la verdad es que me resultaría incómodo hasta bañarme sin cosa textil.

-Mabel: O sea, que eres como los niños de Flores en el ático (ni intentes averiguar, era un best-seller que estuvo de moda como ahora lo está Millenium), que se quedaron grises de no tomar el sol. Hablando de fauna y flora, este verano los temas se han centrado en la playa. Ahora que si hay muchas algas. Claro, es que tenemos en mente los anuncios de arena fina como harina y aguas sin una hojita flotando. Y pasa que la realidad...

-Javier: Lo que sucede es que hay mucho tiquismiquis que siempre tiene algo por lo que quejarse. Si el agua va y viene, a lo que hay en la mar también le pasa lo mismo. No tiene sentido protestar por las algas. Recuerdo que hace años, allá por la era Cretácica -cuando a la playa se iba con el gel y el champú además de con los consabidos filetes empanados- se metía uno en el agua y la mitad de las veces salía con agujas de los erizos clavadas en los pies. La otra mitad se emergía de las aguas con los pinreles cuajaditos de alquitrán. Y a darles con aceite para sacar la brea.

-Mabel: Pues ahora, a pesar de que está limpia, la playa se ha convertido en una fuente inagotable de noticias. La playa y los dragos. Aunque si Apaolaza estuviera por aquí te diría que también los aparcamientos. Por cierto, ya sabrás que están pensando ampliar el de La Hispanidad y eso que aún no está ni empezada la primera fase.

-Javier: Pues ahora soy yo el que se queja. Aquí no hay donde aparcar y si por algún albur del destino encuentra uno un espacio para el coche -que es algo así como una alineación de galaxias-, hay que salir corriendo en busca de la maquinita de la zona azul. Y si no tienes cambio, a agenciárselo. Las obras y los aparcamientos hacen falta, pero que el Ayuntamiento no nos extorsione por tener coche.

-Mabel: Los conductores sois una especie perseguida. Haz como yo. Abónate al 1. Tiene sus ventajas: en un trayecto te puedes merendar Los hombres que no amaban a las mujeres (¿por qué hay gente que espera a subir al autobús para abrir la cartera y buscar el bono?) No te niegues, vas a tener que leerlo.

-Javier: Seguro que acabo por leerlo y, posiblemente, por devorarlo. Pero voy a esperar a que se lo lea todo el mundo. Mientras, me dedicaré a las ordenanzas municipales sobre si es lícito tener cuerpo.