David Silva ha liderado la contundente victoria de España ante Bélgica en Riazor. / Efe
fútbol | clasificación sudáfrica 2010

España recupera las mejores sensaciones camino del Mundial

Con el sistema del Barça, la selección completó ante Bélgica un partido primoroso

IGNACIO TYLKO (LA CORUÑA) Actualizado: Guardar
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Después de la exhibición ofrecida en Riazor, va a ser verdad que la cura de humildad ante Estados Unidos ha servido de aprendizaje. Ante Bélgica, España recuperó sus mejores sensaciones, las que le brindaron la conquista de Europa en Viena. Más que por la victoria, que deja la participación en el noveno Mundial consecutivo a tiro de piedra, la selección se puede felicitar porque impartió una lección magistral de toque, movilidad y versatilidad. Jugó, gano, se divirtió e hizo vibrar a una afición entregada que entonó hasta la 'Rianxeira'. Villa vuelve a ser feliz, no el delantero atribulado de Sudáfrica, y Silva se ha olvidado del sufrimiento de las lesiones. Con ellos pletóricos en lo físico y anímico, España crece sobremanera.

Tardó en marcar 41 minutos, hasta que estas dos estrellas del Valencia intercambiaron sus roles y firmaron una jugada primorosa, pero borró siempre del mapa a un adversario que bastante hizo con correr detrás del balón. España fue un calco del gran Barça de Guardiola. En el sistema, en la ambición, en la circulación de balón, en la excelente combinación del toque corto y largo, y en los constantes cambios de posición de sus jugadores de ataque. Todos participaban y se ofrecían, salvo un aburrido Casillas al que sólo quedaba aplaudir a sus compañeros. Apenas necesitó emplearse en el tramo final, ya con todo resuelto.

Tras mucho pensárselo y consultar con la almohada, Del Bosque decidió dar una vuelta de tuerca al equipo y poner en liza a todos los del Barça. Garantía de éxito. Había debate sobre si España es mejor con uno o dos delanteros y esta vez alineó a tres. Silva y Villa arrancaron desde los extremos. Dejó en la grada a Senna porque entendió, y acertó, que acaba de salir de una lesión y no había motivo suficiente para asumir riesgos de recaída. Sergio Busquets jugó ahí, de pivote defensivo, y estuvo espléndido en el corte, la ocupación de los espacios y la distribución. El único pero, una falta táctica durante la primera parte en la que se pasó de frenada y pudo costarle la expulsión.

Un vendaval

Xabi Alonso y Xavi se alternaron a la hora de la distribución. Derogaron la ley de incompatibilidades. Dejó claro el donostiarra que le va mejor actuar así, con un escolta por detrás a imagen y semejanza de Mascherano del Liverpool, que de único medio de cierre. Y su colega Hernández es un superclase mundial. Un 'Balón de Oro' seguro si fuera más mediático, alto y guapo. Pero es lo que tiene ser de Tarrasa, zona humilde del Vallés. Un lujo para España.

Arranca el partido y la selección se va directa a por Gillet, el tercer portero belga. Villa lanza rozando el palo y luego remata a bocajarro. Salva el cancerbero sobre el 'arenal' de meta. Después, Torres se interna y lanza al travesaño tras llevársela con la mano. El 'Guaje', encantado por la izquierda porque los grandes son buenos en cualquier lado, se fabrica un penalti que yerra. Sumaba tres partidos sin marcar y cabía hablar de mala racha, aunque el asturiano se encargó de mostrar su olfato en la segunda mitad.

España era un vendaval; Bélgica, un juguete, un equipo fantasmagórico que perseguía sombras. El gol se veía venir pero se resistía. Silva se viene al centro, traza una de sus diagonales y su disparo roza la madera. Ahí golpea un disparo del 'Niño' que tocó en Villa. Los belgas estaban a punto de caer como fruta madura. Había que perseverar con paciencia, la madre de la ciencia. Se acercaba el descanso y al fin se abrió la lata. Arrancó Villa desde la derecha, vio el desmarque de Silva, le ofreció un balón precioso y el grancanario definió como un ariete.

A partir de ahí, todo sería coser y cantar. Lejos de dar un pasito atrás, España aceleró en la reanudación. Y en un santiamén se aseguró el triunfo. Lo que tardó Villa en cruzarla con precisión y Piqué en demostrar, una vez más, que también sabe meterla. Desde fuera del área, Silva puso la guinda a su gran noche. Había posibilidad de dosificar, de rotar. Entró Riera, Villa pasó a su lugar natural y se fue Torres, ovacionado en La Coruña. Poco después Cesc permitió tomar oxígeno a Xavi. Albiol se mostró como lateral derecho. Continuó el baile y Villa firmó la 'manita'. Ya suma 33, a 11 de Raúl, el antiguo '7'. La Coruña despidió a sus ídolos al grito de `campeones!