La esposa de Jenaro Jiménez pide una orden de alejamiento en el juzgado

La esposa de Jenaro Jiménez Hernández, el empresario gaditano que fingió su muerte en abril de 2008 y huyó a Paraguay, presentó ayer en el juzgado una demanda de divorcio. Su intención, después de conocer que su marido está vivo, es romper todo tipo de vinculación con él para proteger a su familia, fundamentalmente a los dos hijos fruto del matrimonio. Además ha incluido la petición de una orden de alejamiento.

En estos momentos Jenaro Jiménez está ingresado en el penal de Puerto II, aunque cabe la posibilidad de que en próximas fechas quede en libertad bajo fianza. Según fuentes cercanas a la familia de la esposa, su único deseo es mantenerse lo más al margen posible de toda esta truculenta historia y tratar de llevar una vida dentro de la normalidad. La familia está muy afectada por este asunto y se ha volcado sobre todo en tratar de aislar y proteger a los menores.

Acciones legales

Cuando el pasado 12 de agosto Jenaro Jiménez puso un pie en Barajas se confirmaron los rumores que llevaban meses circulando por todo Cádiz. No se había ahogado. Había fingido su muerte y se había marchado a Paraguay acuciado por las deudas. Prácticamente al día siguiente de su desaparición, mientras los helicópteros y los buzos aún lo buscaban por aguas de Tarifa, comenzaron los murmullos, las habladurías que luego se confirmaron como ciertas.

Al margen de las responsabilidades civiles o penales a las que Jenaro Jiménez Hernández deba hacer frente -el viernes tendrá que declarar ante el juez por una denuncia por uso indebido de un poder notarial y por una denuncia de estafa-, su huida y posterior regreso está haciendo correr ríos de tinta. La polvareda mediática que ha levantado este asunto está afectando gravemente a sus más allegados, que han visto incluso como se les señalaba como posibles cómplices. Algo que desde su entorno se niega rotundamente e incluso los abogados de su esposa manifestaban ayer que emprenderán acciones legales contra todo aquel que atente contra el derecho a la intimidad de una familia que está atravesando un auténtico calvario desde hace más de un año.