Un grupo de funcionarios atiende a los ciudadanos en una oficina pública. / R. C.
Economia

Trabajo concentrará las bonificaciones en las empresas generadoras de empleo

Las reformas dejan de lado los cambios en el sistema de la contratación

COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La escalada del paro prosigue, la mesa del diálogo social está desmontada y el Gobierno, las fuerzas políticas, los empresarios, los sindicatos y los expertos no se ponen de acuerdo en los cambios que necesita el ámbito laboral para atajar esta sangría. El Ministro de Trabajo dejó muy claro la pasada semana en el Parlamento las modificaciones que está dispuesto a plantear: rebaja, seguramente temporal y nunca superior al 1,5%, de las cotizaciones empresariales, revisión generalizada de las bonificaciones para potenciar las generadoras de empleo y liberalización de los servicios privados de colocación, manteniendo su control bajo una autoridad pública. Se propondrán medidas de fomento del empleo a tiempo parcial, formato de escaso éxito en España. Ningún cambio intensificará la dualidad del mercado de trabajo. Cualquier llamamiento a abaratar el despido vía un contrato con menos derechos está condenado al fracaso.

El desempleo va a aumentar en los meses de agosto, septiembre y octubre, porque es habitual esa subida, incluso en tiempos de bonanza económica. Este año aún será peor, porque primero se agotarán los contratos del sector turismo y a continuación, los vinculados al plan de empleo local, que han llegado a proporcionar ocupación a 440.000 personas. La segunda edición de este programa llevará su tiempo y los servicios de estudios ya auguran 4.700.000 parados para el arranque del año 2010.

La extensión de la protección a los parados -los 420 euros mensuales- se llevará el esfuerzo presupuestario. En el mejor de los casos, el Ejecutivo podría retomar la oferta que hizo a las organizaciones empresariales, una reducción con carácter permanente de medio punto en las cuotas por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y en un punto adicional con aplicación exclusiva el próximo año. Ir más allá, asegura el Gobierno, pondría en riesgo la sostenibilidad de la Seguridad Social.

A partir de aquí, Trabajo plantea cambios de escaso impacto económico, como una revisión de las bonificaciones empresariales vigentes para mantener y potenciar las que han probado ser generadoras de empleo, y en particular de puestos fijos, y suprimir las menos eficientes. Existe un extenso abanico de este tipo de ventajas. El programa, que data de 2006, abarca a casi todos los colectivos, aunque nació con el propósito de favorecer la contratación fija de los que tienen más difícil acceso al mercado laboral. A él se han incorporado, en fecha reciente, la del 50% de la cotización cuando un autónomo contrata por vez primera, porcentaje que puede llegar a la totalidad si el trabajador incorporado está en situación de desempleo. Éste sería el modelo a seguir.

A tiempo parcial

El Gobierno prepara, además, la liberalización los servicios de intermediación en la búsqueda de un puesto de trabajo. Los privados tienen una serie de restricciones pero, según reflexionaba el Ministro de Trabajo, «no se puede poner puertas al campo» y hoy día más del 60% de las contrataciones se están produciendo boca a boca a través de las personas que trabajan en determinados lugares. Los servicios de internet también están copando una importante cuota y al regulador laboral ya sólo le resta poner orden en este panorama. Por eso, Celestino Corbacho se ha reservado esa única limitación: que exista una autoridad pública de control.

Expertos del Ministerio también estudian medidas para fomentar el empleo a tiempo parcial, pero no se les oculta la dificultad de este objetivo. Los sindicatos siempre han mirado con recelo la dificultad de controlar las jornadas efectivas de los trabajadores en sectores como los servicios. Por añadidura, los modelos productivos son muy distintos según países. Por ejemplo, Alemania ha podido luchar contra el desempleo aplicando la reducción de jornada a millón y medio de ocupados, sistema que en España no hubiera evitado la escalada del paro, porque los desempleados proceden en su mayor parte de la construcción.

No están en la agenda del Ministerio de Trabajo propuestas como las defendidas por el Banco de España, que aconseja revisar la negociación colectiva para vincular las subidas salariales a la situación de las empresas, o la propugnada por las organizaciones empresariales y numerosos expertos, consistente en la creación de un nuevo contrato con menos derechos, lo que se traduciría en la práctica por un abaratamiento del despido.

Corbacho explicó en el Parlamento que las cinco reformas laborales llevadas a cabo desde 1984 no han producido resultados, y la verdadera dualidad del mercado -contratado fijo frente a eventual- se mantiene. Desde hace décadas, nueve de cada diez contratos que se suscriben son temporales. Si ahora baja la tasa de empleo temporal es porque los eventuales salen del mercado laboral sin costes.