Verano prohibido
Actualizado:El verano de 2009 pasará a la historia por el más prohibitivo y encorsetado de los 30 años que llevamos de democracia. Como hongos han surgido en toda España prohibiciones, algunas desmesuradas y absurdas, por su contenido y su forma. Los ayuntamientos lo están poniendo tan difícil todo que, como se sigan animando y la racha continúe con sus bromitas, al final intentarán prohibir: por prohibir.
Lo lamentarán porque con tantas restricciones y prohibiciones la gallina de los huevos de oro abandonará su soleado gallinero ibérico y se irá a poner los huevos de oro a otro país donde la moral y las buenas costumbres en nada y para nada estén reñidas con las directrices que marcan los tiempos modernos. Sería más rentable para las arcas municipales acortar sus excesivos gastos que multar a ciudadanos y visitantes por chorradas.
Se le está quitando descaradamente sus costumbres y tipismos al pueblo español por vanos caprichos mal interpretados con elevadas dosis de caciquismo decimonómico. Es intolerable que las libertades conseguidas por el esfuerzo de todo un pueblo se malgasten en prohibiciones absurdas y disparatadas cuyos efectos no mejorarán mecanismos y funcionamientos, sino todo lo contrario.
Educar y enseñar es más esencial, primordial y razonable que prohibir. Los pueblos españoles sienten un asco profundo a toda prohibición mezquina que les recuerde su pasado.
Los detesta. Máxime si éstas prohibiciones están basadas en predicamentos de moralinas y costumbres descafeinadas en completo desuso. Como la gallina de los huevos de oro se marche... alcaldes/as inquisidores: tendrán que hacer las maletas. ¡Ojo al parche!