La empresa que creó justo hace una década María José Batista, en la imagen./ NURIA REINA
Ciudadanos

La letra pequeña de la Ley de la Dependencia

Muchos vieron en la nueva norma un filón para hacer negocio, aunque no previeron las condiciones de la ayuda

CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace una década, cuando todavía no se hablaba de Ley de Dependencia y los niveles de desempleo empezaban a recuperarse después de varios annus horibilis, nada parecía indicar que fuese el momento preciso para arriesgarse a crear un negocio basado en la asistencia a domicilio. Algunos de los que lo asumieron entonces han conseguido llegar a los umbrales del segundo decenio del siglo XXI con éxito.

Pero las cosas han cambiado demasiado desde entonces, quizá esas oportunidades ya existían entonces, sólo que ahora se han descubierto totalmente: el envejecimiento progresivo de la población, la incorporación de la mujer al mercado laboral y el aumento de la esperanza de vida son los principales condicionantes que obligan a las familias a delegar el cuidado de sus mayores en otras personas.

María José Batista lo corroboró hace diez años y decidió montar su propia empresa, Acudo. Hoy, su agencia de servicio a domicilio situada en la avenida de Portugal reúne a 20 profesionales, auxiliares de enfermería y geriatría sobre todo. Sus manos han llegado a tratar a 500 personas en todo este tiempo. La dueña de la idea y del negocio, una gaditana diplomada en Graduado Social, cuenta cómo los primeros meses fueron complicados, aunque pronto empezaron a llegar los clientes. «Sí, es cierto que han aumentado el número de empresas dedicadas al cuidado de personas, empujadas por la Ley de la Dependencia, pero la realidad es bien distinta», resume.

Resquicios

La iniciativa privada apenas encuentra resquicios en esta norma para lucrarse. Los casos de ancianos y enfermos que precisan atención completa deben pasar el examen de la Junta de Andalucía. Es la institución la que dirime la prestación, ya sea económica o en servicios. Si se dictamina la ayuda en servicios, son los propios ayuntamientos los que la acometen a través de sus programas de asistencia. En el caso contrario, es el cuidador o familiar el que recibe la paga por atender al paciente, por lo que las empresas privadas quedan al margen de este negocio.

«La única posibilidad que nos queda para aprovecharnos de esta nueva situación es que el cuidador necesite de un complemento para atender a su mayor o enfermo. Hay otro apartado de la ley que contempla la prestación económica de asistencia personal, es decir para aquellos dependientes que estudien o trabajen. Esos casos no los asumen los ayuntamientos, así que se podría contratar de manera externa», subraya la empresaria, que asegura que han pedido al Consistorio que se informe de la existencia de este tipo de empresas a los demandantes de la ayuda por dependencia.

Diversificación

A falta de subvenciones, Acudo ha apostado por diversificar el negocio. No sólo asiste a ancianos en sus hogares. Además, ofrece servicios de canguro para niños, cuidado para turistas o simplemente, unas cuantas horas de acompañamiento. «Hay muchas personas mayores que sólo precisan de una pequeña ayuda en las labores de casa, pero que están muy solos. Les cuesta mucho arrancar y son los hijos los que contratan nuestros servicios», comenta Batista.

En sus orígenes, Acudo funcionaba también como una agencia de limpieza. Sin embargo, «y a pesar de que tenía mucha demanda», el negocio se volvió inviable. «Es un mercado muy fluctuable, los trabajadores iban y venían porque buscaban un empleo mejor, por eso nos especializamos en el cuidado a domicilio», cuenta la propietaria. «Existe un mercado muy grande que hace pensar en la rentabilidad del negocio, sin embargo, yo conozco casos en los que han tenido que cerrar a causa de las malas previsiones de la ley», asegura.