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Aido, más alcalaína que ministra
La responsable de Igualdad regresó a su pueblo para ser pregonera de su feria y dedicó casi todas sus palabras a la nostalgia de su niñez
ALCALA DE LOS GAZULES Actualizado: GuardarPoético, literario, íntimo y nostálgico, también comprometido como se esperaba... pero, sobre todo, alcalaíno hasta el tuétano. Así fue el pregón con el que la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, dio inicio anoche a la feria de su pueblo natal, Alcalá de los Gazules, donde regresó por petición de su Ayuntamiento y sus allegados. Por la mañana, y también por la noche antes del pregón, fueron muchos los que se acercaron a saludarla y demostrarle su cariño. «Tardó 20 minutos en llegar al ayuntamiento», recordó el alcalde, Arsenio Cordero. «Estas son las manifestaciones que nos gustan en Alcalá», dijo el edil, mencionando sin mencionar aquella otra manifestación de las asociaciones provida y contra el aborto, que no tuvieron tanto éxito en el pueblo.
Se esperaba, precisamente, que ayer Bibiana se mojara tanto en igualdad como en cuanto a las mujeres y a los derechos de éstas. Que hiciera honor a su cargo. Particularmente, en un acto tan simbólico como la elección de la Romera Mayor, en la que se distingue a la representante de la mujer alcalaína. Una especie de concurso de belleza, que forma parte de la tradición de los pueblos. Y Aido no defraudó. Habló de la mujer alcalaína y de lo que representa. No de la elegida esa noche, sino de todas las demás. Aunque habló poco.
En sus palabras, en cambio, los protagonistas fueron la feria, la romería al santuario de la Virgen de los Santos, los alcalaínos y su pueblo. Especialmente su pueblo, que recorrió palmo a palmo en un paseo nostálgico y sentimental de palabras: de la parroquia al castillo, la memoria de las iglesias visigodas y el mismo parque de Félix Rodríguez de la Fuente desde el que ayer, ante casi un millar de vecinos y prácticamente toda la plana mayor del PSOE gaditano, recompuso «el rompecabezas de los recuerdos» en su discurso: las discotecas, los juegos, los coches choques en la feria... y la noria, que comparó un poco a su vida: «Llegar alto y volver». Entonces arrancó el primer aplauso del público, al hablar de la patrona de Alcalá. Que no en vano esta feria de agosto es el preludio de la romería de septiembre al santuario de la Virgen de los Santos; «una vieja amiga», dijo Aido. Y parafraseó: «Como dijo Alejandro Sanz, en Alcalá habrá ateos, pero a la Virgen de los Santos, que no nos lo toquen, que todos somos felices bajo su manto».
«A los alcalaínos y las alcalaínas, gracias por ser gente noble, sencilla y tenaz; a los que tuvieron que irse, que fueron muchos y siguen siendo demasiados», recordó la ministra, a la que ayer le regresó el acento. También recordó a los ilustres alcalaínos, desde poetas como Juan Leiva, a filósofos, como Fernando Casas, y también a políticos como el fallecido Alfonso Perales, al que dijo «no poder aún conjugar en pretérito perfecto».
Tras tanto recuerdo masculino, Aido arrancó el segundo aplauso al ejercer de ministra, y quiso «recuperar la memoria de todas las mujeres alcalaínas; a las recordadas y a las anónimas, a las de ayer y a las de hoy; a las jóvenes y a las abuelas; a sus hijas, madres a la vez, que hacen equilibrios on los tiempos, con las segundas y terceras jornadas. Y a todas las demás, las que se fueron, a las que vuelven y a las que vienen por primera vez, a las que quieren saber, a las que suman, a las que no llegan a fin de mes, a las viudas, a las que viven solas, a las solidarias, a las que sufren en silencio, a las que resisten y a las que sueñan». Volvió entonces a mirar a la virgen y le pidió «destierre la mezquindad y los ataques de los fanatismos», como ya reclamó al patrón San Jorge en su día, y del que también fue pregonera. Y concluyó, pregonera: «Viva la feria y viva Alcalá».