El alcalde acudió a visitar el estado de las obras. /L. M.
EL PUERTO

La avenida de la Bajamar se convertirá en zona peatonal a finales de año

El proyecto, dentro del Plan de Movilidad del Casco Histórico, pretende eliminar el tráfico del margen derecho del río y restringir la circulación a vehículos públicos Urbanismo contempla que por Micaela Aramburu también dejen de pasar vehículos

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Las obras que se están acometiendo en la avenida de la Bajamar y que están contempladas en el Plan de Movilidad del Casco Histórico de El Puerto se encuentran ya en el 40% de su desarrollo. Durante la jornada de ayer, el alcalde la ciudad, Enrique Moresco (PP), acudió acompañado por el teniente de alcalde de Mantenimiento Urbano, Alfonso Candón, para comprobar el estado de las mismas. Tal y como indican desde el Ayuntamiento, la avenida de la Bajamar, en su nuevo diseño, será a partir de finales de año, una vez concluyan las obras, una gran calle peatonal por la que circularán de manera exclusiva los servicios públicos, como taxis y autobuses. De esta manera «se ha querido dar especial relevancia al peatón, y recuperar así el margen derecho del río Guadalete». De este modo, esta «parte emblemática de El Puerto» dispondrá de zonas verdes, una mayor iluminación y una amplia zona de paseo, para que «el portuense pueda disfrutar del río como hasta ahora no se había hecho», indicó Moresco.

La calle Micaela de Aramburu, que en estos momentos concentra gran parte del tráfico de la ciudad, también dejará de albergar el tráfico rodado en un futuro, para pasar a ser, al igual que la Avenida de la Bajamar, una calle peatonal. «Ante los problemas del tráfico, se empezará acometiendo las obras por las aceras para terminar por la parte de la calzada», explicó Alfonso Candón. En ese momento, tal y como indican desde el Consistorio, se encontrará toda esta zona de la ciudad cortada al tráfico, para lo que se ofrecerán medidas alternativas que para evitar los atascos de vehículos. En cuanto a la zona de aparcamientos, el alcalde manifestó que se han perdido alrededor de 100 plazas, pero que «han sido ganadas por otro lado, incluso algunas más de las perdidas».

Los comerciantes de la zona se han visto afectados con el transcurso de las obras, sobre todo por «las fechas en las que se han realizado». Óscar González, del bar Casa Aparicio resume las pérdidas en «la mitad de facturación de otros años por estas fechas», al igual que Francisco Javier Rodríguez, del Bar Liba. Lidia Marín, de la tienda Cocco, asegura que se han mantenido «gracias a su clientela asidua».

Todos ellos indican que saben de la importancia de las obras, pero quizás «se debería haber elegido otra fecha para la ejecución de las mismas».