Las flexiones, ¿son para el verano?
Muchos gaditanos aprovechan las vacaciones estivales para practicar el ejercicio que no han hecho durante el año y ponerse en forma
CÁDIZ Actualizado: GuardarA partir de las ocho de la tarde, cada día, el paseo marítimo de Cádiz se convierte en un hervidero de atletas veraniegos. Unos correncon el iPod atado al brazo. Otros hacen estiramientos en los bancos donde se sientan los veraneantes a comer helado. Familias enteras pasan pedaleando en fila india. Otros marchan a paso ligero, con las zapatillas relucientes, estrenando ganas y propósitos saludables que parecen venir de la mano de las vacaciones.
La temida operación bikini ha pillado a muchos por sorpresa y los hay que aprovechan la segunda quincena de agosto para ponerse a tono o empezar a cuidarse de cara al otoño. Pero hay que hacerlo bien. No basta con tener ganas, propósitos y zapatillas nuevas. Hay que saber hasta dónde puede llegar el cuerpo y las posibilidades de cada deportista. Por lo general, la mayoría de los atletas veraniegos también empiezan a cuidar la alimentación, lo que en muchos casos puede desembocar en la adquisición de malos hábitos. «La gente come menos», dice Antonio Fernández Cubero, especialista en medicina para el deporte. Es imprescindible consultar a un especialista en nutrición, que oriente al deportista según su peso y características personales.
El propósito generalizado es reducir la barriga o esos michelines que asoman insolentes por encima del bañador. Para perder grasa lo más conveniente es practicar ejercicios aeórbicos como pueden ser andar, correr a una intensidad baja, nadar o ir en bicicleta. Es necesario comenzar a hacer ejercicio de manera gradual, según Jorge Amar, preparador físico y profesor de la UCA. Ésta es la consigna para alcanzar un buen rendimiento físico a largo plazo, además de una voluntad y perseverancia casi inquebrantables. Aunque, según Miguel Ángel González, gaditano de 37 años: «Una vez que ya tienes el hábito, no te cuesta trabajo. Yo llevo desde pequeño haciendo deporte y el cuerpo me lo pide».
Estos atletas veraniegos suelen ser personas sedentarias, que en invierno pasan muchas horas sentados frente al ordenador. «Yo veo a demasiada gente que no se mueve nada», dice Miguel Ángel, que se bebe un Sprite mientras pedalea. «Y luego ves a gente corriendo por el paseo, con plásticos para sudar a las dos de la tarde. Una burrada», añade Amar. «Además, comemos en exceso. A mi me sorprende, sobre todo, la obesidad en los niños pequeños, porque el crecimiento es fundamental», dice Miguel Ángel, que enseña a sus hijas la importancia de adquirir buenos hábitos.
Antonio, de 33 años, hace flexiones en las instalaciones deportivas instaladas en la playa de la Victoria. Son las tres de la tarde. Con la cara embadurnada de crema protectora, Antonio asegura que ya está «acostumbrado». «Suelo estar aquí casi una hora. Me hidrato mucho y descanso. Esto es mejor que un gimnasio porque además está al aire libre», añade.
Carlos tiene 30 años y va andando a buen ritmo por el paseo marítimo. Es de Tarragona y, aprovechando sus vacaciones en Cádiz, camina casi una hora para continuar haciendo el ejercicio que practica en Cataluña. «Yo suelo correr, pero a esta hora es mejor caminar», dice Carlos, bajo el sol de las tres de la tarde. «Yo estiro al final de haber hecho ejercicio, es muy importante para no hacerte daño», añade.
Jorge Amar recomienda dividir la actividad física en tres partes: calentamiento previo, actividad principal y vuelta a la calma. El deporte con moderación e información. No tiene por qué formar parte únicamente de las vacaciones de verano. Es una forma de vida.