
El trasplante de cara de Valencia incluyó por primera vez, mandíbula y lengua
El cirujano Pedro Cavadas asegura que el paciente operado «ya se ha visto en el espejo y está encantado»
SEVILLA Actualizado: GuardarUna radioterapia muy agresiva para tratar un tumor le desfiguró gravemente el rostro y ningún intento previo de reconstrucción funcionó. Desde hace más de una década no se le entendía al hablar ni podía masticar o tragar alimentos, y se veía obligado a llevar una sonda gástrica. Hoy el receptor del primer trasplante parcial de cara realizado el miércoles en España, el octavo en el mundo, es un hombre feliz. El paciente, un canario de 43 años, «ya se ha visto en el espejo y está encantado», afirmó este viernes el cirujano Pedro Cavadas, artífice de una intervención que, por primera vez en la breve historia del trasplante facial, incorpora la lengua y la mandíbula inferior, incluido el hueso maxilar. Si no surgen complicaciones, podría recibir el alta en unos diez días y en los próximos meses debiera recuperar poco a poco la sensibilidad facial, el habla, la deglución e incluso parte del sentido del gusto. Recobrará también, a juicio de Cavadas, «la dignidad humana».
Pionero mundial en cirugía reconstructiva de vanguardia, el cirujano compareció ayer en el Hospital La Fe de Valencia aunque no debiera hacerlo, dijo, hasta pasados diez o quince días de un postoperatorio sujeto aún a muchos riesgos. Lo hizo forzado por el revuelo mediático y para denunciar que «se ha violado algo tan sagrado como la identidad del donante».
Aun sin identificar culpables, Cavadas no ocultó su enfado por este hecho. «No sé a quién hay que reñir, pero quien lo haya hecho (violar la confidencialidad), que conjugue el verbo de no lo volveré a hacer», exigió. La identificación del donante y del receptor de un órgano viola la Ley de Trasplantes y vulnera el derecho de uno y otro a la privacidad. La familia del donante -un joven extranjero de 35 años muerto en accidente de tráfico- prepara acciones legales. «Me consta. Decir que están molestos es un eufemismo», dijo.
Quebrantar el principio básico de confidencialidad pone en riesgo, además, otros trasplantes de cara para los que faltan donantes - hay dos intervenciones a la espera en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y Vall d´Hebrón, de Barcelona. «Imaginen si la familia de un donante se lo pensará tres veces antes de autorizarlo cuando a los dos días se va a saber la talla de zapatos que utilizaba o si en la mili se bebió o no se bebió una cerveza en una guardia», protestó, antes de llamar a la responsabilidad de los medios de comunicación.
Fin de un calvario
Tras la bronca, a Cavadas se le iluminó el gesto a hablar de su paciente. De momento todo va «muy, muy bien» y si sigue así, el injerto de cara pondrá fin a un largo calvario. «Se ríe», explicó el médico. «Aún no puede hablar pero está encantado. Y su madre está encantada porque siente que ha peleado lo indecible durante 10 ó 11 años y la vida le ha dado un giro de 180 grados».
Las complicaciones de la radioterapia para tratar un cáncer maligno le habían inutilizado medio rostro y las reconstrucciones posteriores no dieron fruto ni estético ni funcional. «Había perdido desde las comisuras de la boca hasta la base del cuello, había perdido labio inferior, lengua, mandíbula». El sentido del gusto era apenas un recuerdo borroso. «Tenía una calidad de vida muy mala». «Un vida mísera», recalcó el cirujano.
Ahora le espera un postoperatorio largo y una rehabilitación física peliaguda. Recobrar la sensibilidad y las funciones del rostro le llevará meses. Más allá de la estética y la mímica facial, el paciente tendrá que recuperar la capacidad de articular palabras y el complejo proceso de masticar y deglutir. En este caso afronta, además, una dificultad añadida. No sólo se le injertó piel y tejido muscular del donante, incluida la lengua; también hueso, la mandíbula y dentadura inferiores, que tendrá que aprender a mover y usar. En el transcurso de la intervención, de más de 15 horas, al paciente se le retiró lo que quedaba de la mandíbula y arco dentario superior, dañados ya por la radioterapia, para evitar que se muerda la nueva lengua, muy hinchada en estos primeros momentos. Más adelante se le implantará una dentadura superior que encaje con la mandíbula inferior trasplantada. El responsable médico no descarta crisis de rechazo en los próximos días, habituales en los injertados de rostro, aunque confía en salvarlas sin dificultad.
El hombre quedará atado la medicación inmunosupresora de por vida. Y el riesgo de rechazo no desaparecerá jamás. «Todo eso lo sabe el paciente». En el plano psíquico, en cambio, Cavadas no augura el menor problema.