Jenaro Jiménez en una imagen anterior a su desaparición en abril de 2008. / LA VOZ
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Jenaro pidió a un amigo que le enviara dinero a Paraguay cuando se vio en aprietos

El empresario gaditano sólo desveló su paradero al quedarse sin blanca y volvió a recurrir a uno de sus conocidos al que ya le adeudaba 56.000 euros

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Se marchó por dinero y dio señales de vida por el mismo motivo. El empresario gaditano Jenaro Jiménez simuló su desaparición en abril de 2008 para huir de las deudas, pero el engaño ha durado poco más de un año. Cuando se volvió a ver con el agua al cuello comenzó a planear el regreso. El mensaje de arrepentimiento que envió a sus familiares antes de entregarse en Madrid parece que lleva detrás algo más que el cargo de conciencia.

Jiménez telefoneó a un amigo de la infancia desde Paraguay, donde se había establecido tras fingir su muerte en las playas de Tarifa. En esa primera conversación le confesó que estaba atravesando problemas económicos y le pidió 2.500 euros para salir del apuro. Pero el empresario ya había abusado suficiente de la generosidad de este conocido al que le adeudaba 56.000 euros, cantidad que se había comprometido a devolver el día siguiente de su desaparición, según ha podido saber este periódico.

El afectado le había hecho el préstamo un mes antes de la huida para sacar al empresario de un aprieto por falta de liquidez. Según su propia declaración incluida en el sumario del caso, Jenaro estaba a la espera de la llegada de unos barcos de chatarra que venían de Puerto Rico y posteriormente le vuelve a pedir otros 20.000 debido al retraso de esta mercancía.

Abuso de confianza

Como garantía del pago le redactó un documento en el que garantizaba su devolución en la que el prestamista confiaba dada la gran amistad que los unía y la «gran solvencia económica» que le presuponía.

Esta conversación delata el paradero del empresario gaditano y da pie al inicio de una correspondencia vía internet que supuestamente sirvió para convencer al desaparecido de que lo mejor era volver y entregarse, apuntan las fuentes consultadas.

Desde la prisión de Soto del Real, el gaditano está a la espera del su traslado a Algeciras, donde será juzgado por los delitos de impago y estafa, además del de falsificación documental por el que lo reclama el juzgado número 4 de Cádiz.

Primeras dudas

En este tiempo ha dejado al menos tres promociones por entregar en la capital y numerosos afectados. Su familia, a la que se sentía muy unido, siempre ha negado conocer la suerte del empresario más allá de aquella mañana del 13 de abril de 2008.

El único que manifestó dudas acerca de la posible muerte de Jenaro en el mar es uno de sus cuñado, al que poco antes dejó como apoderado de varias de sus empresas sin hacérselo saber según declaro durante la investigación realizada por la Policía Nacional. El resto apeló a los fuertes vínculos familiares y a que estaba próximo el nacimiento de su hija para no aceptar la hipótesis de la desaparición.

El empresario comenzó en el mundo de los negocios con una aseguradora, Jenaro Jiménez S. L. y fue ampliando su actividad con dos promotoras de viviendas, Casas de Cádiz S. L. y Emblematic Houses S. L.; otra firma más importadora de petróleo, Petroleum Atalaya, y la empresa de restauración Japo Food S. L. En todas contó con socios, muchos de ellos familiares y amigos íntimos a los que ha dejado endeudados. Tal es así que la última operación que cerró fue con uno de sus concuñados al que cobró 47.000 euros el día anterior de escapar por una vivienda en la calle Marconi que ya había sido vendida a otra persona.