El agro, ¿sumidero de CO2?
Actualizado: GuardarA raíz de la firma del Protocolo de Kyoto (1997) se implantó el llamado Comercio Mundial de Derechos de Emisión. En este marco, los diferentes países suscriptores de este acuerdo deben pagar una cuota, unos derechos, por la producción de CO2, uno de los compuestos que forma parte de los denominados Gases Efecto Invernadero (GEI). Es un gas que proviene fundamentalmente del sector industrial, en particular automoción e industria energética, pero también de la agricultura y ganadería.
En España los 10 kilos de dióxido de carbono que se emiten por habitante y año nos sitúan como el tercer país de la OCDE menos cumplidor de los objetivos de Kyoto, lo que implica un coste para nuestras arcas de 400 millones de euros al año. Se estima que en 2012, España demandará 169 millones de toneladas de derechos de emisión de CO2. Por otro lado, el efecto sumidero de los cereales de invierno en nuestro país está cuantificado en 20 millones de toneladas, es decir, casi el 11 por ciento de la cantidad sujeta a derecho. En este contexto, especialistas de diferentes organizaciones se cuestionan si la Política Agraria Común (PAC) podría incorporar compensaciones a los agricultores y ganaderos por su contribución a la reducción del dióxido de carbono en la atmósfera.
En el momento actual el futuro de la PAC está en discusión, sin unanimidad de criterios entre los estados miembros. Las ayudas directas a las explotaciones se van a mantener, el llamado primer pilar, aunque con modificaciones sustanciales en el sistema de cálculo.
El segundo pilar, el desarrollo rural, bien podría considerar como alternativa ayudas que incentiven la retención del CO2. Una forma de continuar con el apoyo a las medidas agroambientales, a la agricultura de conservación, a la agricultura ecológica, a la integrada y, en general, a cualquier explotación que sea gestionada con responsabilidad. Es un sistema complejo, pero incentivador y novedoso. Para tener éxito es imprescindible alcanzar un alto nivel tecnológico y productivo. Productividad y conservación, una dualidad factible gracias al desarrollo adecuado de las modernas tecnologías.