¿Cambiar de sexo a los 16 años?
Los padres de un barcelonés de 16 años piden a un juez que autorice su operación de cambio de sexo ya que todos los informes médicos son favorables
| BARCELONA Actualizado: GuardarDesde que tenía cuatro años fue consciente de que era una niña atrapada en el cuerpo de un niño. Ahora este menor de 16 años, que se encuentra en «situación crítica» y que ha protagonizado varios intentos de suicidio, pide, con el apoyo de su familia, que un juez le permita someterse a una operación de cambio de sexo.
La legislación actual impide llevar a cabo este tipo de intervenciones hasta la mayoría de edad, pero un juez de Barcelona se enfrenta a un debate jurídico insólito al menos en España: tendrá que decidir si autoriza por primera vez que un menor entre al quirófano para cambiar de género. Un caso que tiene escasos precedentes en otros países y que abre un controvertido debate sobre si un menor tiene o no capacidad de decisión para someterse a una severa transformación de su cuerpo, que no tiene marcha atrás. La decisión del magistrado se podría conocer antes de finalizar el año.
Los profesionales de la medicina consultados por el juez apoyan la decisión del menor, que recibe tratamiento psicológico desde 2007. «Este adolescente y su familia están viviendo una situación límite», aclaró ayer el doctor Ivan Mañero, jefe de la Unidad de Trastornos de Género del Hospital Clínico de Barcelona. No existen dudas de su preferencia por adoptar el sexo opuesto, algo que está diagnosticado desde hace años. «Es una niña, tiene el cerebro de una niña», recalca Mañero. «La transexualidad es una enfermedad y como tal hay que tratarla. Nadie entendería que un menor con leucemia no se tratara hasta que cumpliera los 18 años, ¿por qué tiene que ser diferente este caso? Los argumentos que pueda haber en contra son de naturaleza sociológica, no médicos», subraya el doctor Mañero.
El cambio de sexo es, con todo, uno de los pocos actos médicos en los que un menor requiere autorización judicial. «Una chica de 14 años con un problema en el pecho -un crecimiento disparejo de las mamas, por ejemplo- podrá operarse si hay consentimiento paterno. En cambio sí hay que recurrir al juez en el caso contrario, cuando un menor necesita un tratamiento que le niegan sus padres. Imaginemos un niño de tres años que se desangra tras una caída: sus padres son testigos de Jehová y se niegan a la transfusión que le salvaría la vida. Ante una situación de este tipo, recurriríamos al juez para que desautorizara a los padres», se explaya el doctor Mañero.
Las operaciones de cambio de sexo están despenalizadas en España desde 1983. Se contemplan como la solución a un malestar persistente con el propio sexo, conocido en términos psiquiátricos como disforia de género, y más comúnmente como transexualidad. Hay más de 2.000 transexuales en el país, según cálculos del Ministerio de Sanidad, aunque las asociaciones de afectados apuntan que la cifra ronda las 10.000 personas. Fue en 1999 cuando en Andalucía la Sanidad pública empezó a costear estas operaciones, y más recientemente también se practican en hospitales de Madrid y Cataluña. En esta comunidad han sido 25 las intervenciones de esta naturaleza realizadas desde 2008 y en Andalucía se han practicado más de 200 en los últimos diez años.
Tratamiento farmacológico
La legislación contempla que la operación de cambio de sexo sólo puede realizarse cuando el paciente es mayor de edad. Por eso a los menores diagnosticados con disforia de género los hospitales españoles hasta ahora se han limitado a ofrecer tratamiento psicológico y medicación destinada a frenar su desarrollo en la pubertad. «Este tratamiento farmacológico actúa a nivel cerebral, engaña al cerebro para que el cuerpo no emita hormonas», explica Mañero, quien además asegura que «cada vez son más las familias que acuden con sus hijos a los centros de salud para buscar soluciones a su problema, porque saben que estas soluciones existen».
Desde el punto de vista médico la operación de cambio de sexo a un menor no acarrearía dificultades añadidas por tratarse de un adolescente, según Mañero. Todo lo contrario. «Cuanto más joven es el paciente, más sencilla es la operación, y comporta menos riesgos y menos secuelas». El cirujano del hospital Clínico pone un ejemplo. «A una mujer que quiere ser hombre se le puede frenar el desarrollo de su pecho cuando es una niña, pero cuando sus senos miden una talla 90 ó 95, aquí debe aplicarse una complicada amputación».