Del papelón a la papelina
Borja Thyssen le amarga el verano a su madre con una exclusiva y Cameron Douglas le amarga la vida a su padre por su adicción a las drogas
Actualizado:Si Tita Cervera está pensando en aplicarse a sí misma el célebre dicho de Cría cuervos..., que se consuele con lo de Michael Douglas. Entre tener un hijo díscolo o un hijo politóxico, estoy segura de que cualquier padre o madre elegiría lo primero. Borja Thyssen Cervera le ha amargado el verano a Tita al aparecer ayer en ¡Hola! anunciando que pronto volverá a ser padre y que no ha tenido ganas de contárselo a su madre. «Va a enterarse por este reportaje», explica muy ufano y retador subido a un caballo. Cameron Douglas, por su parte, le está amargando no el verano sino la vida entera a su padre por su afición desmedida a otro tipo de caballo, el que cabalga por la vía intravenosa. Por culpa de esa adicción podría pasar el resto de su vida en la cárcel.
Los hijos, en general, rara vez cumplimos las expectativas de nuestros padres, pero los de la gente rica y famosa, en particular, parecen especialmente dotados para causar decepción. ¿Será por haberse criado entre algodones?
El dramaturgo Albert Boadella me contó una vez que sus hijos, por el hecho de vivir en un pueblo apartado, en la montaña, tenían que recorrer un largo camino (a veces con nieve hasta la rodilla) para llegar a la escuela. «No se lo he puesto fácil», me dijo convencido. Y no se lo había puesto fácil porque Boadella es de la opinión de que el ser humano, para desarrollarse plenamente y ser feliz, necesita enfrentarse a dificultades, salvar obstáculos... El mundo está lleno de triunfadores surgidos de la más absoluta miseria y de fracasados criados en la abundancia.
Pero no siempre ocurre así. A Michael Douglas ser hijo de una gran estrella del celuloide como Kirk Douglas no le ha impedido hacerse un hueco en el universo de Hollywood, superando en fama y fortuna a su padre. Ahora, el actor se enfrenta a un auténtico drama, pues Cameron, el hijo que tuvo con Diandra, ha sido acusado de tráfico de drogas y su novia, detenida por intentar pasarle 19 bolsitas con heroína camufladas en un cepillo de dientes eléctrico (todo un despliegue de ingenio digno, sin duda, de mejor causa).
Lo de Borja, desde luego, es mucho más suave. Él no tendrá oficio conocido (dar exclusivas), estará tatuado hasta las orejas, cultivará quizá la vigorexia y se habrá casado con la mujer incorrecta (a ojos de su madre), pero, que se sepa, el único narco que frecuenta es su caballo (se llama así, Narco) y hasta donde se ve parece un chico saludable. Y eso que mantener la salud (mental, sobre todo) en el enrevesado contexto familiar que le ha tocado vivir no parece fácil.
Porque lo de Borja no es freudiano, es shakespeareano: a su padre biológico se lo presentó un buen día su propia madre, delante de su papá adoptivo (el barón Thyssen). Años después, Borja le da un nieto a Tita y ella le pide una prueba de ADN... Ya de mayor, le nacen dos hermanitas, que algunos dicen que son además sus hijas (ni los guionistas de Herederos...) Por si todo esto fuera poco, ahora le brota un hermanastro por parte de padre. Y a Blanca, su mujer, otro. No sé, pero creo que si Borja sobrevive a semejante jaleo sin necesitar lavarse los dientes con heroína es porque (siguiendo la teoría pedagógica de Boadella) de niño no lo tuvo demasiado fácil. Tal vez el chiquillo pidió un pony... Y no se lo compraron.