Emilio junto a su madre en la visita a Jerez después de ser liberado en Gaza. / LA VOZ
MUNDO

«Al menos sigue vivo»

Los hermanos de Emilio Morenatti, Miguel Ángel y María Ángeles viajaron ayer mismo hacia Dubai para acompañarlo y preparar su regreso a España

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Uno no se puede imaginar el mazazo que tuvo que sufrir la familia de Emilio Fernández Morenatti cuando el martes recibió la noticia del atentado que sufrió el hijo, el hermano, el tío que se encontraba fotografiando la más cruda realidad en Afganistán y del que ayer fue partícipe el resto del mundo.

La familia de Morenatti, que ya vivió acontecimientos dramáticos en 2006 cuando el periodista fue víctima de un secuestro exprés en Gaza, revivió el martes esos duros momentos y pasó una primera noche en vela atenta a cualquier noticia que pudiera llegar desde Kandahar, donde fue operado de la grave herida sufrida en una pierna y desde donde finalmente llegó la esperanzadora noticia: Emilio evolucionaba bien y se le había podido retirar el respirador.

Fue entonces, al saber que ya su vida no peligraba, cuando pudieron respirar y cuando se agarraron como a un clavo ardiendo a lo que los mismos médicos les trasladaban, «a que Emilio es un tío fuerte que ha sobrevivido a un atentado que hizo volar por los aires el convoy en el que iba empotrado con las tropas de EE UU», como destaca ayer uno de sus primos a este medio.

Antes hubo muchos nervios entre la familia, que recibía con cuentagotas las noticias de los médicos y la agencia Associated Press -para la que trabaja el periodista-, que son quienes les fueron facilitando la escasa información que se iba conociendo.

Una vez que su propio hermano, Miguel Ángel, informó de que Emilio estaba estable e iba a ser trasladado a Dubai para permanecer hospitalizado comenzó a moverse el dispositivo y empezaron a llover las muestras de apoyo y las llamadas que agilizaron todas las gestiones y que lograron que ayer, a primera hora de la tarde, el mismo Miguel Ángel y su hermana María Ángeles se dirigieran en AVE a Madrid para tomar un vuelo a Dubai para permanecer con Emilio el tiempo que tenga que estar hospitalizado. No puedo viajar su madre, muy afectada por todo lo sucedido.

La embajada en el Emirato, el Ministerio de Asuntos Exteriores con el que la familia del fotógrafo estuvo en permanente contacto para preparar su repatriación, la Secretaría de Estado de Comunicación que habló con sus compañeros en Jerez a través de la Asociación de la Prensa de la ciudad, la Junta de Andalucía -que fue finalmente la que costeó los billetes de avión para los familiares- y muchos de sus compañeros se volcaron en transmitir ánimo a la familia que, por la tarde, seguía insistiendo en que «al menos está vivo; ya ha pasado lo peor y ahora sólo queremos verlos», como apuntó a LA VOZ María Ángeles mientras viajaba camino de Dubai.

Y no sólo puede contarlo, sino que como destacó ayer a EFE su propia mujer, la fotógrafa freelance Marta Ramoneda, que vive en Pakistán y que se desplazó enseguida junto a Emilio, pese a estar herido se encontraba «consciente» y «animado».

«Vamos a hacer lo que resulte mejor para él, para su recuperación. De momento, es todo muy reciente y no sabemos si será trasladado a otro lugar» después de Dubai, explicó Ramoneda, que como ya habían hecho antes sus hermanos agradecieron las numerosas muestras de apoyo y cariño de amigos y compañeros de trabajo del fotógrafo.