LA SEXTA Y GLOBOMEDIA

El genio de la telepop

El realizador, director y productor Valerio Lazarov, apodado 'Míster Zoom' por sus innovadores movimientos de cámara, murió ayer a los 73 años

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«Esto es el zoom, algo que marea igual o más que la montaña rusa». Así definía Valerio Lazarov en una vieja grabación el invento que le hizo famoso, el mismo con el que se ganó el apodo de Míster Zoom, aunque ésta fuera sólo una de las muchas aportaciones de este rumano de familia modesta nacido hace 73 años. En 1966, el entonces director de TVE, Adolfo Suárez, y el máximo responsable del ente público, Juan José Rosón, le conocieron en el Festival de Montecarlo y decidieron fichar a aquel joven fogueado en la televisión del dictador Ceaucescu. Llegó a España dos años más tarde con Nada se pierde, todo se transforma, donde los españoles asistieron a una nueva forma de hacer. Sólo había que ver la carátula del programa: tres jóvenes bailando a la manera pop mientras la cámara se acercaba y alejaba alternativamente, de forma mareante... el zoom. Aquello resultó un antecedente del estilo videoclip. Este revolucionario genio televisivo -también conocido por el gran público por haber importado a las mamachicho- murió en la madrugada de ayer en un hospital de Madrid por un cáncer de colon.

«Recuerdo que me criticaban mucho -decía el rumano nacionalizado español en 1972- porque volvía loca a la gente con el zoom. Pero trataba de interpretar el pulso de la juventud, de la música joven, de su forma de vivir, cosa que era desconocida para mí porque en Rumanía la juventud parecía adulta, la música joven estaba prohibida y las discotecas no existían. No había visto en mi vida las luces psicodélicas. Quería transmitir un lenguaje más violento, más agresivo».

Se quedó y firmó un contrato con TVE. «Me fui con una maleta medio vacía, no tenía apoyos en España, no hablaba castellano y para entenderme con la gente de aquí necesitaba un intérprete francés. En realidad me vine para hacer dos programas especiales. Fue en 1968, uno se llamaba El irreal Madrid y el segundo La última moda. Me pagaban 2.000 dólares por programa, la casa gratis y una cantidad para la comida. En aquella época, con ese dinero se podía comprar un coche de segunda mano y estaba emocionado porque pensaba que después regresaría a Rumanía en coche».

Pero no marchó tan rápido. Sus maneras causaron furor. El realizador español Fernando García de la Vega trabajó con él en dos programas, La hora de..., que cada día dedicaba su tiempo a un cantante, y Pasaporte a Dublín, de donde debía salir la representante española para la final de Eurovisión de 1971 (fue Karina). García de la Vega recuerda así la irrupción del rumano: «Sí hubo una especie de sana competencia. Yo era el tradicional y él el innovador, el original, y empezaron a convivir los dos estilos, pero no creo que la gente de aquí lo recibiera mal. Valerio hizo historia en la tele». Otro colega, Fernando Navarrete, íntimo amigo de Lazarov, le reconocía ayer, muy afectado, el mérito de haber sido pionero a escala mundial en «incorporar montajes rápidos, cámaras movidas, contraluces y el zoom. Cuando vi en los monitores su primera grabación, bajé al estudio enseguida para conocer al artífice de esas innovadoras imágenes que me dejaron extasiado. En ningún otro país vi nada tan avanzado como lo que hacía él, cosas que nadie se había atrevido a hacer».

Lazarov fue también responsable de programas como 'Especial Pop' (1969), donde conoció a la cantante cubana Elsa Baeza, con la que se casó en 1970, tuvo a su hijo Valerio y se divorció en 1973 -más tarde se casaría con la estadounidense Didi Sherman y llegó a tener otros cuatro hijos con diferentes mujeres-. Luego llegó Señoras y señores, donde nació el Ballet Zoom, famoso por sus atrevidos y rápidos movimientos, sensación acrecentada precisamente por el uso del zoom. A él perteneció el rubio Giorgio Aresu, que ayer se mostraba desolado: «Se me ha ido un padre, no me lo puedo creer, un padre estupendo y un amigo entrañable. El gran genio de la televisión, un creador nato».

Subido en la nube del éxito, Lazarov se encargó de los especiales de Nochevieja en TVE desde 1970 a 1978. Pero ese mismo año parió Sumarísimo, un juicio contra un personaje famoso presente en el plató. Y fracasó entre críticas de chabacanería y vulgaridad. Aquello propició su marcha a Italia, donde trabajó para Berlusconi en el Canale 5, el germen de su segunda etapa en España, ya como director de la recién nacida Telecinco (1989).

'Teleteta' y mamachichos

Porque Lazarov se hizo famoso también por ser el padre de la conocida como teleteta, la de las mamachichos, aquellas italianas medio en cueros que hacían amago de tocarse con una cancioncilla desenfadada. También de las brasileñas del Cacao Maravillao, que salían en el Vip noche presentado por Emilio Aragón, que ayer quiso dedicarle unas palabras: «Aquellos que hemos compartido con él la pasión por la televisión sabemos que se nos va un profesional visionario que abrió la puerta a muchos y fértiles cambios en el concepto de hacer televisión, y además un buen hombre comprometido con aquello que sentía importante, válido. Un luchador».

Con programas como Vip Noche, o Vivan los novios, Telecinco fue ganando audiencia pese a las críticas que tachaban a ese estilo de hacer tele de chabacano, mediocre y sexista. Pero el crecimiento pronto tocó techo, lo que coincidió con la marcha de algunos de sus profesionales emblemáticos -el propio Aragón-, a Antena 3. Eso enfadó bastante a Lazarov. En 1994, se vio obligado a dar un giro a la programación y presentó así la nueva temporada: «Queremos acabar con el mito de que las mujeres son un florero en esta cadena». Pero ese mismo año, en diciembre, tuvo que dimitir de su puesto.

De esta forma, llegó su tercera etapa en nuestro país. Creó la productora Prime Time, con la que realizó Hostal Royal Manzanares, Una de dos y Pequeños grandes genios, y fundó, en 1997, la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión, que cinco años más tarde le entregó el Premio Talento.

En 2004 recibió también la Medalla de oro al Mérito en el Trabajo. Entonces, Lazarov habló así de su etapa en Telecinco: «Era una tele desenfadada, llena de color, de chicas guapas... Se rasgaban las vestiduras por las chicas en bikini, pero nadie se bajó los pantalones como ahora».