Multitudinario adiós a Dani Jarque

La hilera de personas que rodeaba medio estadio podía verse desde lejos. Predominaba el blanquiazul, pero también eran visibles otros colores. Bajo un sol de justicia, 15.000 aficionados pericos se congregaban en torno a la puerta 25 del estadio Cornellà-El Prat para dar el último adiós a su capitán Dani Jarque. La capilla ardiente fue instalada en el palco de honor, donde familiares y amigos velaban a su ser querido desde las siete de la mañana. No estuvieron solos. Durante todo el martes, numerosas personalidades del fútbol se acercaron a Barcelona para homenajear al jugador.

A las dos de la tarde la capilla ardiente quedaba abierta al público. Sin embargo, dos horas y media antes, la gente se preparaba para hacer cola. «Merece la pena aguantar dos horas de calor por nuestro capitán», aseguraban los más madrugadores. «Dani se merece esto y mucho más», enfatizaban con orgullo. Abierta la puerta, el silencio se convirtió en protagonista. Ni una palabra durante todo el recorrido hasta llegar ante los restos del futbolista. El ataúd estaba cubierto por una corona de flores con el escudo del Espanyol. No se oía ni una palabra. No era necesario, la mirada bastaba para comprender el dolor por la pérdida de un joven de 26 años y que en menos de dos meses sería padre.

Los rostros apesadumbrados de niños y mayores seguían en procesión las indicaciones de los miembros de seguridad del club en dirección al exterior. Era entonces cuando las lágrimas brotaban. «¡No es justo!», clamaba una aficionada. En la salida del estadio, donde los abrazos se multiplicaban, muchos aficionados plasmaban sus palabras de ánimo en un libro de condolencias. En el videomarcador podía verse una foto de Jarque sonriente, junto a un crespón negro.

Uno de los nuestros

«Quiero dar nuestro pésame en nombre de todo el fútbol español», manifestó el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar. «Era uno de los nuestros», añadió. En la ya mítica puerta 21, al gran número de velas, camisetas y bufandas depositadas en los días previos se le sumaban las decenas de coronas de flores enviadas desde todos los clubes de Primera y Segunda División, así como de otras entidades deportivas, además de las aportadas por las peñas del equipo espanyolista.

El deporte rey quiso estar con uno de sus discípulos. La plana mayor del Real Madrid acudió con su presidente, Florentino Pérez, a la cabeza. Acompañado de Jorge Valdano y Raúl. El capitán blanco fue uno de los más emocionados al fundirse en un abrazo con la novia de Jarque. También desde el eterno rival quisieron mostrar su apoyo. «Es una pérdida dolorosísima», aseguraba el vicepresidente culé. Joan Laporta, Pep Guardiola, Andrés Iniesta, Victor Valdés y Jorquera estuvieron en Cornellá. La práctica totalidad del mundo del fútbol estuvo representada. Los presidentes de Atlético, Villarreal, Valencia y Zaragoza. También ex jugadores pericos como Valdo, Sergio Sánchez o Rufete. Muy especial fue la visita de la delegación sevillista. Con el dramático recuerdo de Antonio Puerta hecho presente, el secretario técnico Monchi y el meta Palop quisieron transmitir su pésame a la familia del capitán blanquiazul.

No faltaron sus ex entrenadores Lotina, Valverde o Bartolomé Márquez. Todos ellos dieron la posibilidad a Dani Jarque de crecer hasta convertirse en la referencia del Espanyol y en uno de los centrales con más futuro del fútbol español. ¿Qué se puede hacer para evitar tragedias así? Esa era la pregunta más frecuente y que rondaba en el pensamiento de todos los allí presentes. «Quizás pruebas más exhaustivas», reflexionaba David Albelda.

El tiempo pasaba, los minutos se consumían, pero la fila de personas seguía interminable. Los aplausos espontáneos surgían cada vez que alguien se acercaba a depositar una foto en el santuario número 21. A última hora de la tarde, los restos mortales de Jarque fueron incinerados para ser enterrados hoy por la mañana en Sant Boi. Una ceremonia íntima por expreso deseo de su familia. Su recuerdo permanecerá para siempre en la afición perica. Como rezaba una pancarta: «El orgullo de haberte conocido será eterno».