Turistas en la playa sanluqueña de Bajo de Guía se bañan con el barco varado al fondo. / VÍCTOR LÓPEZ
Ciudadanos

Encalla un buque cargado de sosa cáustica ante Bajo de Guía

El barco perdió el timón al entrar en el canal del río y la corriente lo hizo varar sobre una barra de arena Fue reflotado sin daños y hoy se dirigirá hacia Sevilla

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Se llama colibrí, pero ayer se veía pesado y torpe como un gran animal jurásico, varado sobre el fondo del Guadalquivir frente a las playas de Sanlúcar. Durante toda la mañana, el Sichem Colibri, un mercante con bandera de Malta cargado con más de tres mil toneladas se sosa, se convirtió en el tema de conversación de la ciudad. Amaneció allí, escorado sobre su popa, después de encallar de madrugada (a las 6.10 horas) cuando enfilaba la canal con destino a Sevilla. Chocó con la barra de arena y rocas conocida como el bajo de la Riza que recorre la desembocadura.

Debido a las delicadas maniobras que son necesarias en esta zona, el práctico del muelle se encontraba ya a bordo del buque y lo dirigía entre las balizas que marcan el camino fluvial. Pero un problema técnico dejó inútil el timón, el capitán perdió el gobierno del mercante, y la corriente del agua y el viento lo arrastraron sin remedio. La proa viró hacia babor y se subió sobre la barra de arena y piedras. Mientras, la popa del buque quedaba flotando sobre los 11 metros de profundidad de la canal.

En un intento fallido, el remolcador María Zambrano del puesto de Salvamento Marítimo de Tarifa trató de reflotar el barco y devolverlo a la canal, con el apoyo de la salvamar Suhail y controlado por un avión, el Serviola Dos. Pero el esfuerzo resultó inútil, porque la marea en retirada dejaba la proa cada vez más al descubierto, y escoraba el barco por su popa.

Una carga corrosiva

El accidente apenas alteró el baño a los miles de turistas y sanluqueños que acudieron ayer a la playa de Bajo de Guía, y que se toparon con la gran mole a escasa distancia. Y eso a pesar de que el derrame del cargamento del buque pudo haber provocado un desastre en la zona. Ya que en su interior se transportaban 3.150 toneladas de sosa cáustica que, en contacto con el agua, se convierte en un material altamente corrosivo. No en vano, este producto químico se utiliza para la limpieza industrial de tanques.

Además de la sosa, el barco iba cargado de casi 40 toneladas de combustible, como recordaba ayer la asociación Ecologistas en Acción, que denunció el «enorme riesgo ambiental» que supone un accidente como éste junto a una joya ambiental como Doñana, y que exigió «un mayor control sobre los barcos» que cruzan el Guadalquivir.

Según recordaron los ecologistas, «esta no es la primera vez que encalla un buque» en el río. De hecho, como mejor ejemplo queda aún varado junto a Doñana el buque popularmente conocido en Sanlúcar como «barco del arroz»: un mercante partido en dos que encalló a mitad de los 90 y que iba cargado de inofensivo arroz.

Ayer, afortunadamente, las rocas no causaron grietas en el casco del Sichem Colibri. Así que el rescate se produjo sin mayores incidentes, a las 19.30 horas, cuando la pleamar facilitó el remolque. Hoy está previsto que el capitán se entreviste con la empresa aseguradora para esclarecer las razones del fallo técnico, ya que el buque es bastante joven (fabricado en 2001) y su última revisión fue el pasado mes de junio.

El buque quedó ayer fondeado en el muelle de Sanlúcar, a la espera de que hoy, con la marea llena, pueda recuperar su viaje río arriba, destino al muelle de Sevilla.