Un coche-patrulla de la Policía Nacional está aparcado frente a una de las entidades bancarias que fue objetivo de los ladrones. / NURIA REINA
Ciudadanos

Atracos a la desesperada

La provincia sufre en apenas dos meses una oleada de golpes violentos a manos de delincuentes poco especializados en estos asaltos y que buscan dinero rápido La Fiscalía alerta sobre el efecto que puede tener la crisis en el número de robos

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Rápidos, improvisados, violentos y de manufactura poco elaborada son algunas de las características que comparten los últimos atracos perpetrados en la provincia. Los robos a punta de pistola, principalmente en entidades bancarias, habían decaído hasta desaparecer casi por completo de las estadísticas policiales de Cádiz, aquejada de otros problemas de seguridad ciudadana como el narcotráfico. Pero en un espacio breve de tiempo la situación ha cambiado. Y detrás de esa sucesión de golpes no hay ninguna banda organizada.

Entre el 16 de junio y el 8 de agosto -menos de dos meses- se han producido cinco atracos. Los objetivos han sido cuatro entidades bancarias y un hotel; una serie a la que dejó de estar acostumbrada la provincia desde que la negra década de los ochenta pasó a la historia. Fuentes policiales y de la Fiscalía coinciden en que ese periodo fue dramático no sólo en Cádiz, sino en todo el país. Los robos se cometían a diario y en muchos existía el trasfondo de la droga que causaba estragos entre los toxicómanos.

Síndrome nacional

Pero la bonanza económica desplazó este tipo de delitos en Cádiz, que vuelven a resurgir impulsados por la crisis y la falta de liquidez; una tendencia que se expande por todo el país. Un reciente artículo del periódico New York Times dibujaba una España «acosada por una nueva industria: los atracos de banco», rezaba el título y en él citaban a fuentes de la Asociación Española de Banca (AEB) para afirmar que habían crecido un 20% los asaltos a sus entidades en 2009.

La Fiscalía de Cádiz, en su última memoría, advertía que se estaba produciendo un aumento en el número de robos con fuerza en el interior y hacía un primer diagnóstico basado en la destrucción masiva de empleo, aunque sin confirmarlo por completo a la espera de las cifras que arrojara 2009.

Desde la Policía Nacional también se liga estos últimos atracos con la necesidad de recursos. Detrás de ellos no hay bandas organizadas, que se dedican profesionalmente a los atracos y los asaltos; sino todo lo contrario, son ladrones que apenas preparan sus golpes y lo que buscan es dinero rápido. Así lo reconocieron los dos atracadores que entraron el pasado 31 de julio a la oficina de la Caja Rural que está ubicada frente a la Jefatura de la Policía Local de Cádiz. Pese a la situación de la sucursal, los dos ladrones no se amedrentaron y entraron al grito de «todos contra la pared», en plena hora punta. Portaban un cuchillo jamonero y una pistola de fogueo. Su aventura duró dos minutos; el tiempo que tardó una pareja de municipales en acceder al local. En Comisaría reconocieron que necesitaban dinero y que eligieron ese banco casi al azar. Cero en planificación y estudio previo de su objetivo.

Otro ejemplo más reciente sucedió el pasado fin de semana. Dos encapuchados irrumpieron en una gasolinera de Jerez a tiros. Dispararon cuatro veces al aire, encañonaron a uno de los trabajadores para llevarse un escaso botín que no llegaban a los 300 euros. Fuentes policiales destacan que la gran diferencia con un ladrón profesional es que éste último se garantiza que va a conseguir un buen pellizco que le merezca la pena el uso de la violencia en un atraco, ya que esa circunstancia, en el caso de ser detenido, agrava la pena.

Antes de que estallara la crisis, las bandas profesionales procedentes de la Europa del Este, tenían en su agenda los enclaves de lujo de la provincia como Vistahermosa o Sotogrande. En 2006, un grupo de albanokosovares, con preparación militar, perpetró varios palos en chalés de El Puerto y Jerez. Antes de desvalijar por completo una vivienda, seguían los movimientos de sus dueños durante días, adoptaban medidas de seguridad como cambios constantes de domicilios y usaban herramientas de alta tecnología.

El pasado mes de junio, días antes de que se cometiera el primero de los atracos antes citados, unos individuos accedieron a tres casas de Roche. Aprovecharon que sus dueños estaban dormidos para entrar a robar. Pero sólo se llevaron los objetos de valor que tenían al alcance. No revolvieron nada y pillaron lo primero que encontraron.

stubio@lavozdigital.es