Estadio Dani Jarque
La afición homenajea al capitán del Espanyol en la puerta 21, su dorsal, en el nuevo campo, al que todos quieren ponerle su nombre
| COLPISA. BARCELONA Actualizado: GuardarLa puerta 21 del Estadio Cornellà-El Prat, en honor al dorsal de su camiseta, se ha convertido en el escenario del homenaje espontáneo del Espanyol y de todo el fútbol español a Dani Jarque, capitán del conjunto blanquiazul fallecido el sábado a los 26 años víctima de una «asistolia no desfibrilable», según el primer parte médico facilitado por el club.
La parada cardíaca fulminante le sobrevino mientras descansaba en su habitación en un centro de alto rendimiento de la localidad italiana de Coverciano, cerca de Florencia. Allí se encontraba el Espanyol en plena gira de pretemporada que suspendió de inmediato para regresar el domingo a Barcelona.
Hoy lunes se le realizará la autopsia en Italia que quizás permita aclarar cómo es posible que un futbolista joven y sano sufra un ataque de corazón mortal. Su entierro dependerá de la lenta burocracia italiana, que debe permitir el traslado del cuerpo a Barcelona. Un retraso que agrava el drama que vive su familia.
Nada mitigará el dolor de sus familiares y de Jessica, su novia, embarazada de siete meses y la última persona que habló con él. Jarque, alegando que no se encontraba muy bien, no aprovechó la tarde libre del sábado para visitar Florencia, como hizo la mayoría de sus compañeros, y optó por quedarse en el hotel.
Conversación
Como hacía a diario, llamó por teléfono a su novia y en el transcurso de la conversación le sobrevino una parada cardiaca. Tras la repetina interrupción de la llamada, la joven supo de inmediato que algo había pasado y llamó a Ferrán Corominas, su gran amigo y habitual compañero de habitación, para avisarle.
El delantero regresó en taxi al centro del alto rendimiento en compañía del delegado del equipo, José María Calzón. Encontraron a Jarque tendido en el suelo de la habitación, inconsciente, y llamaron al doctor de la expedición, Miquel Cervera, que no pudo reanimarle con el desfibrilador. Fue trasladado en ambulancia a un centro médico, donde todos los intentos para devolver el latido a su corazón fueron infructuosos.
«No se lo esperaba nadie, no se lo deseo a nadie, son momentos muy difíciles de superar, no puedo hablar más», dijo visiblemente emocionado Daniel Sánchez Llibre a su llegada a Barcelona, tras interrumpir sus vacaciones familiares en Lanzarote. Por la tarde, en compañía del técnico, Mauricio Pochettino, y de otros directivos, se desplazó al domicilio de la familia de Jarque en Castelldefells.
Nuevo capitán
Dani Jarque, nombrado primer capitán de la plantilla blanquiazul por Mauricio Pochettino hace sólo un mes en sustitución de Raúl Tamudo, era la piedra angular del proyecto de futuro del Espanyol. El técnico argentino, central en su carrera futbolística, veía en el defensa al líder necesario en un equipo que vivía momentos felices por la reciente inauguración del Estadio Cornellà-El Prat, estrenado el pasado domingo con un 3-0 sobre el Liverpool en un partido en el que Jarque llevó el brazalete.
Muchos de los seguidores blanquiazules que el domingo se dieron cita en la puerta 21 para colocar banderas, camisetas blanquiazules, imágenes del central, velas o emotivas dedicatorias coincidieron en que el nuevo estadio debería llevar el nombre de Jarque. Sus propios compañeros, destrozados, lo han sugerido a la directiva. Otros piden que su dorsal número 21 sea retirado para siempre. Son iniciativas que van tomando cuerpo escasas horas después del fallecimiento del futbolista catalán.
La afición se ha volcado en estos difíciles momentos. Ayer, más de 10.000 personas se reunieron a las puertas del nuevo coliseo blanquiazul. Rostros desencajados por el dolor, lágrimas y preguntas en el aire, donde no encuentran respuesta.
Dani Jarque era un hombre tranquilo, de pocas palabras para la galería, pero tremendamente respetado dentro y fuera del campo. Muy profesional y educado. Elegante en la salida de balón desde la parcela defensiva y con un gran sentido de la anticipación, lo que le hizo dar el salto a Primera División y contar como uno de los futuribles de la selección española.
Un chico de la casa
No era un crack mediático, quizás tampoco un ídolo, era mucho más que eso: un amigo, un chico de la casa que llegó al fútbol base cuando sólo tenía 12 años procedente de la Cooperativa Sant Boi.
Era un símbolo, un ejemplo para generaciones futuras. Casi tres lustros después se va y deja un recuerdo de gran futbolista que hubiera debutado en la selección española de Del Bosque de jugar en un club con más minutos y páginas en los medios de comunicación.
Se va dejando el sello en todos los que le conocieron de una gran persona. No es un tópico. Se va una excelente persona.