Casi medio millar de vecinos de la pedanía de Guadalcacín se enfrentan al botellón
Los residentes se echaron a la calle en la madrugada del sábado al domingo para denunciar que llevan años soportando «el ruido, la suciedad y la inseguridad»
| JEREZ Actualizado: GuardarEn la madrugada del sábado estalló en Guadalcacín la tensión de casi ocho años aguantando ruidos nocturnos provocados por los jóvenes que hacen botellón delante sus puertas; soportando que los que se acercan a la pedanía a beber acaben dejando cada callejuela llena de orines y excrementos; mirando hacia otro lado cuando les da por mantener relaciones sexuales en sus portales; y mordiéndose la lengua cuando les contestan con malos modos y les insultan si les llaman la atención.
Por todos estos motivos, unos 400 vecinos de la pedanía se echaron a la calle a la 1.00 de la madrugada de ayer para protestar in situ contra el botellón y para reclamar a las autoridades que «hagan algo para solucionar este problema social que tenemos, que afecta a nuestra convivencia y que si no se frena con medidas contundentes va a derivar en graves consecuencias cuando los residentes no soporten más la presión».
Así lo expresó este grupo de afectados en el manifiesto que se leyó antes de que se iniciara la marcha ante la puerta del Ayuntamiento, que apoyó la protesta con la presencia en la cabecera de su alcaldesa, Ana Lirio. En el texto que leyeron dos vecinos también se reflejaba que «el clima de violencia, de agresividad y de inseguridad no se puede aguantar por más tiempo», y se detallaba el rosario de consecuencias que tiene para ellos que jóvenes de todas partes -la Guardia Civil que los identifica los fines de semana dice que llegan de diversas localidades de la provincia y hasta de otras provincias o regiones, como Sevilla, Salamanca, etc.- se acerquen atraídos por un conocido local de ocio de la pedanía y por la falta de presencia policial.
La marcha echó a andar encabezada con pancartas con lemas como Tenemos derecho al descanso. No al botellón, y en un principio fue de forma ordenada por las aceras, sin cortar el tráfico, pese a las protesta de algunos manifestante. Pero los ánimos empezaron a caldearse entre los varios centenares de participantes, espoleados sobre todo por la presencia de numerosos grupos de jóvenes que pasaban a su lado portando bolsas para el botellón -y dispuestos a tener una gran noche de fiesta justo cuando acabara la protesta- mientras ellos se manifestaban por la travesía de la pedanía.
Así, la marcha se paró en seco cerca del local de ocio y allí los vecinos de Guadalcacín cortaron el tráfico y recorrieron sin parar, de un lado a otro, los pasos de cebra hasta las 3.00 de la madrugada mientras gritaban «No al botellón, queremos descansar».
Sobre las 2.00, unos residentes alertaron a los agentes de que los chavales se escondían en los callejones, «para que vayan a multarlos», y algunos también acudieron a buscarlos. Fueron los momentos en los que se vivió más tensión, y hubo algún incidente cuando un grupo de manifestantes rodeó un coche e increpó a sus ocupantes, aunque sin que la cosa pasara a mayores. «Aquí viven familias, viven niños pequeños», les gritaron.