Revolución de hambre
Actualizado: GuardarL os ciudadanos mejor formados de toda Iberoamérica, con más estudios universitarios que en buena parte de los países desarrollados, tienen enormes dificultades para alimentarse. Éste es un increíble escenario cuando se está rodeado de un campo tan fértil como el cubano, capaz de producir una enorme variedad de frutas, hortalizas y verduras. Pero ya es imposible encontrar comida suficiente ni acudiendo al carísimo mercado negro. Incluso los productos más básicos -todos racio- nados- como las alubias y la sal, han sido reducidos en las últimas semanas una tercera parte, con lo que el arroz, el aceite y el azúcar -en el país que fue uno de sus principales exportadores- no alcanza para mitad de mes.
Y lo peor es que el régimen castrista ya no tiene un enemigo declarado al que culpar. No es mentira que las medidas aireadas por la Administración norteamericana no acaban de materializarse, manteniéndose en bloqueo. Ni que los huracanes de hace un año hicieron perder el 20% del PIB cubano. Ni tampoco que la crisis internacional ha afectado a las exportaciones de minerales. Pero, ahora, las causas de las dificultades son principalmente internas. Un exceso de licenciados ha provocado que falte personal para cultivar el campo, que ha quedado despoblado por la excesiva urbanización: sólo en La Habana vive el 20% de la población. Y todavía en 2007, la mitad de las tierras estatales no estaba cultivada.
Esta dramática situación está reconocida oficialmente como la principal amenaza para la seguridad y la estabilidad del país caribeño, aunque existen otros problemas trascendentales. Como una deficiencia energética más acentuada que nunca, con apagones constantes y que exige volver a arar con bueyes. O los insostenibles gastos sociales, que hacen fracasar los grandes logros revolucionarios -educación y salud-, obligando a ampliar la edad de retiro, cuando no a reincorporar al trabajo a los jubilados. Estas circunstancias de penuria extrema tienen novedosos efectos. Provocan una inseguridad galopante, dado que no pocos ciudadanos se están dedicando al robo como principal, si no único, medio de subsistencia; al igual que una cada vez más amplia corrupción. Pero sobre todo llevan a fuertes tensiones internas. A denuncias por envidias. Lo que puede desembocar en una futura revolución cubana del hambre, que llegue a destruir el régimen.