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Derechos humanos ahogados en petróleo

La oposición de Guinea Ecuatorial denuncia la connivencia del Gobierno español con el régimen de Obiang, que ha convertido el país en su finca particular

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«Sacrificar derechos humanos por petróleo es un error», asegura Humberto Riochi aludiendo al reciente viaje del ministro Miguel Ángel Moratinos a Guinea Ecuatorial. «El Gobierno español siempre ha sido tolerante con el presidente Obiang, nada varió con Aznar y tampoco lo ha hecho Zapatero». El portavoz del Movimiento para la Autodeterminación de la isla de Bioko (Maib) intervino en el acto que este partido organizó en la sede madrileña del Club Internacional de Prensa para denunciar el treinta aniversario del golpe de Estado en la ex colonia española. «Queríamos decir que el dictador no se aviene a razones y que ya no aguantamos más».

La oposición lamenta que tal situación sea prácticamente desconocida en la antigua metrópoli. «Ya nos gustaría que alcanzara la misma repercusión obtenida por el conflicto del Sahara, por ejemplo», apunta y alienta a suplir ese déficit. «Es intolerable que el titular de Asuntos Exteriores acuda tan sólo para colar empresas a un país convertido en la finca de un individuo, carente de seguridad jurídica, cuando resulta obvio que en un sistema democrático, España sería el principal socio comercial».

El partido de Riochi agrupa a buena parte de la etnia bubi, minoritaria en el conjunto de Guinea, pero predominante en la isla de Bioko. Sus prioridades son la apertura de un proceso de democratización, la redacción de un texto constitucional y la creación de un fondo de compensación territorial, materias que deberían consensuarse con la mayoría fang. «Nuestro pueblo se opuso a la unión en 1968, cuando se produjo la independencia, y estos 41 años de neocolonialismo no han servido para unirnos». A ese respecto, indica que el diverso origen étnico también contribuye a dividir a la comunidad guineana asentada en España y formada por unos 40.000 residentes.

La formación insular propugna la apertura de conversaciones con el resto del arco político, una intención compleja dada la disgregación de fuerzas existente. «Hay tantos grupos porque hay también una gran ambición de poder», arguye y, aunque manifiesta su respeto por Severo Moto, la figura de la resistencia a Obiang, señala que no se puede mantener «un líder vitalicio».

El pasado martes el presidente celebró tres décadas al frente de la república. Una conspiración acabó con Francisco Macías, su antecesor, y desde entonces ha impedido cualquier disensión. Las elecciones celebradas hasta la fecha se han salvado con abrumadoras victorias contestadas por sus enemigos.

Calma rota

Esta calma fue rota hace cinco años por un intento de derrocamiento a cargo de un grupo de mercenarios, abortado durante su escala en Zimbabue, y el pasado mes de febrero debido a otro asalto frustrado al palacio presidencial por hombres armados llegados en lanchas. Además, una juez francesa ha admitido a trámite una querella contra el mandatario en la que se le acusa de desvío de fondos públicos para la compra de inmuebles en el extranjero, entre otros delitos.

Aunque Malabo, la capital, se encuentra ubicada en Bioko, el control permanece en el seno del denominado 'clan de Mongomo', la tierra natal del presidente Obiang en la zona continental. Uno de los lugares emblemáticos de la ciudad es la prisión de Black Beach. «Es el penal más tétrico el mundo, estar allí es como tener el pasaporte para el otro barrio», advierte el representante del Maib. Otro emplazamiento característico es Campo Yaundé, barrio chabolista desprovisto de los servicios mínimos. «Allí, los llegados de tierra firme que no han conseguido cobijo están desplazando a los nuestros, siempre reducidos a los trabajos más míseros y víctimas de expropiaciones».

Las aguas litorales de la isla proporcionan el 90% del petróleo y se calculan también inmensos yacimientos de gas licuado. Sin embargo, Riochi dibuja un futuro negro para su país ya que, según sus estimaciones, el 92% de los ingresos proviene de la venta de crudo y hasta hace muy poco la única empresa que daba empleo era la Administración. También señala que el 60% de los ingresos va directamente a las cuentas de Obiang. «No se invierte, tan sólo se compran bienes de consumo», y denuncia que tanto la planificación y la gestión, pésimas, carecen de las necesarias vías de canalización.

El ejemplo de Gabón, otro país tocado por el maná del crudo, resulta perturbador. Tras la desaparición de Omar Bongo, longevo tirano, su primogénito parece señalado para sucederle en una suerte de presidencia hereditaria. «Sí, Teodoro ha afirmado que su hijo es carismático, pero en Guinea no rige una dinastía. ¡O participamos todos o llega el caos».