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Varios agentes ante uno de los cuerpos. / ROMÁN RÍOS
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La Guardia Civil viaja a Tánger para dar con las familias de los muertos en Zahora

Dos agentes recogieron 12 muestras de ADN en el Consulado español para identificar a siete cadáveres de inmigrantes; los otros tres ya tienen nombre

SILVIA TUBIO
| CÁDIZActualizado:

Cada detalle, ropa o papel que llevaban consigo los cuerpos recuperados tras el naufragio de la patera que volcó en Zahora, cerca del Faro de Trafalgar, ha sido una pista para el equipo del laboratorio criminalístico de la Guardia Civil de Cádiz; una rendija por la que se colaba una posibilidad de dar con las identidades de unos cadáveres anónimos. Ayer uno de esos agentes respiraba cierta satisfacción porque están muy cerca de poner fin a la intranquilidad de unas familias que desde el otro lado de la orilla esperan enterrar a sus muertos.

«Su duelo no acaba hasta que no dan sepultura a sus seres queridos». Y en esa otra labor, de carácter más humanitario, han estado enfrascados estos guardias civiles desde que el pasado 29 de junio volcara la patera y los primeros siete cadáveres fueran escupidos por el mar. Después llegarían otros tres más. Esas pesquisas les llevó el jueves a realizar un viaje relámpago a Tánger (Marruecos). El juzgado nº 2 de Barbate les autorizó a recoger muestras de ADN de familiares de los inmigrantes fallecidos. El punto de encuentro fue el Consulado español en Tánger.

Allí habían sido citados todos aquellos que se habían puesto en contacto con las autoridades españolas ante la sospecha de que en la lista negra podrían estar sus seres queridos. Dos agentes recogieron hasta 15 muestras de saliva, la mayoría de posibles padres y madres, que ya han sido remitidas al laboratorio central que el Instituto Armado tiene en Madrid. «Esperamos tener una respuesta pronto, porque le han dado una prioridad alta», señalaba uno de los guardias, recién llegado de Marruecos.

De los diez cadáveres que fueron recuperados, tres ya tienen nombre -dos hombres y una mujer-. Se trata de inmigrantes con familia ya asentada en Europa, que los estaban esperando. Desde Francia, Murcia y Almería llegaron muestras que confirmaron las identidades. «Fue muy rápido apenas habían transcurrido 15 días desde que aparecieran los cuerpos, y ya teníamos tres identificados».

La clave para dar con los nombres, como indica este guardia civil, muchas veces la tiene el mar. «Si el cadáver aparece pronto, tiene aún mucha información que nos pueden dar buenas pistas. La investigación se complica cuando pasa mucho tiempo». En esos casos, los restos mortales presentan un estado de descomposición tal que ya no tienen huellas, ni ropas ni enseres personales.

Los agentes han llegado a rastrear en los informes médicos de una de las fallecidas, a partir de la prótesis dental que llevaba. Indagaron en las radiografías que le hicieron en su país, hasta dar con su nombre. Sin embargo, todas estas evidencias son cotejadas finalmente con el filtro del ADN que es la única prueba irrefutable.

En el naufragio fallecieron al menos diez personas. Pero según el relato de los quince supervivientes, en la barca iban entre 30 y 44 personas. Esto significaría que hasta 19 inmigrantes marroquíes pudieron ser engullidos por el mar.