Esta empresaria asegura que este verano ha visto reducirse a la mitad los ingresos de su establecimiento./ J. M. A.
Ciudadanos

«Esta temporada es un desastre»

A Justa Clemente, propietaria de El Capi en La Barrosa, no le salen las cuentas y es partidaria de abrir en invierno

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El Chiringuito El Capi es un referente en La Barrosa. Este establecimiento, propiedad de Justa Clemente Torre, lleva más de una década abierto al público en el Paseo Marítimo de la playa chiclanera y, desde allí, ha sido testigo de los cambios que el sector de la restauración a pie de litoral ha experimentado en estos últimos años.

«Nosotros hemos visto aquí de todo, pero cada vez nos lo ponen más difícil desde todas partes». Son palabras de Justa que, aparte de ser la responsable del negocio familiar, «soy la cocinera y una más aquí». Junto a ella trabajan en temporada alta 14 personas más en dos turnos diferentes. Da de comer todos los días a centenares de turistas que ocupan su terraza.

«Algunas noches cerramos a las dos o las tres de la madrugada; trabajar en un chiringuito es muy sacrificado porque se echan muchas horas», reconoce esta madrileña de nacimiento, pero afincada en Chiclana desde hace años.

Precisamente, por lo duro que resulta mantener este tipo de locales y lo costoso de su puesta en marcha es por lo que en las últimas semanas los propietarios de chiringuitos de la provincia se han empeñado en convencer a Costas para que les permita abrir durante todo el año. «La Administración sólo nos pone trabas, multas e impedimentos; luego querrán que generemos puestos de trabajo, pero si yo cierro, mi gente se va al paro y no cobra», critica Justa.

Esta empresaria sabe que la situación este año es peor, si cabe, de lo que se anunciaba. «La temporada está siendo un desastre, la crisis se nota muchísimo; nosotros hemos reducido casi a la mitad los ingresos y ya apenas quedan unos días de temporada, porque el final de agosto es casi la hora de echar el cierre», explica.

Pese a todo, el chiringuito El Capi cuenta con una clientela fiel desde hace años. Por allí pasan veraneantes ocasionales, pero sobre todo españoles (abundan los sevillanos y madrileños) que disponen de una residencia de vacaciones en la localidad. En su caso, la clientela internacional no es muy extensa, aya que los alemanes e ingleses que pasan sus vacaciones en Chiclana no suelen acudir a comer o cenar fuera de los todo incluidos que contratan en sus países de origen. «Yo creo que abrir los fines de semana en invierno sería muy bueno porque nos permitiría que el negocio fuera rentable también en esas fechas y aprovechar el turismo de esa época».

Esta empresaria, muy conocida en Chiclana, tiene también un instante para recordar el «gran trabajo» que hacen sus empleados y, de paso, criticar «que el Ayuntamiento nos haya dejado de la mano de Dios a todos los que trabajamos en el Paseo Marítimo». En su opinión, «el Consistorio se ocupa sólo del Novo y de los hoteles de la zona». A su juicio, el Ayuntamiento no coloca la suficiente información en esta parte del litoral y atiende con retrasos sus peticiones.

Justa no pierde la sonrisa pese a los malos vientos que soplan para la economía y anima a todo el mundo «a darse una alegría este verano y sentarse en un chiringuito a tomarse algo fresco». Como ella misma recuerda «la crisis no es culpa de la gente; hay muchas criaturitas que gastan lo que pueden, que intentan venir a tomarse algo, pero que no pueden permitirse gastar más. Preguntan cuánto vale una ración o si tenemos comidas de menú».

Asegura que aún habrá que esperar a que termine la temporada para hacer números y ver si las previsiones negativas de muchos profesionales de la hostelería como ella se cumplen. De momento, el verano está siendo menos espléndido que otros años y todo apunta a que 2009 será un año complicado aunque confía en que estos restaurantes a pie de arena tengan el visto bueno de la Administración para abrir sin restricciones el resto del año.