Bill Clinton ablanda a Corea del Norte
Su mediación abre un canal de comunicación para desbloquear el diálogo sobre el desarme nuclear
| NUEVA YORKActualizado:Estados Unidos celebró ayer con lágrimas y la sensación de que sus políticos habían hecho un gran trabajo diplomático la vuelta a casa de las dos periodistas detenidas durante cinco meses por Corea del Norte sobre las que pesaba una acusación entrar ilegalmente desde China. La condena -doce años de trabajos forzados- no era fácil de eludir dado el mal momento que atraviesan las relaciones entre ambos países, de ahí que las gestiones de Bill Clinton, el ex presidente norteamericano con más carisma en su viaje relámpago a Pyongyang hayan resultado decisivas para liberar de Euna Lee y Laura Ling.
«Temíamos que nos enviaran a un campo de trabajo... Pero sin más aviso nos llevaron a un sitio para una reunión y, cuando se abrió la puerta, allí vimos... a Clinton. Quedamos conmovidas y supe que la pesadilla de nuestras vidas llegaba a su fin». De esta forma narraba Laura Ling su puesta en libertad gracias a la intermediación del ex mandatario ante el líder norcoreano Kim Jong-Il.
No todas las historias de secuestros y detenciones de ciudadanos estadounidenses en los puntos calientes del globo suelen tener un final tan feliz. Por eso la imagen de las emocionadas reporteras arropadas por Clinton y el ex vicepresidente Al Gore -para cuyo canal de televisión trabajaban- a su llegada a Los Ángeles haya sido vista como el justo premio a los desvelos de altos responsables de la Casa Blanca, especialmente de la secretaria de Estado Hillary Clinton.
Los norcoreanos, poco dados a hacer concesiones a Washington, han dejando caer que la intermediación del ex presidente fue una sugerencia suya. Bill Clinton no se hubiera desplazado al país asiático, señaló ayer un analista en 'The New York Times', si Corea del Norte no hubiera dado una señal clara de que estaban dispuestos a liberar a las dos periodistas.
En el otro asunto relevante, el futuro de las negociaciones de desarme nuclear, las declaraciones de los dos gobiernos han resultado contradictorias. Mientras la agencia oficial de noticias norcoreana informó de que «Clinton transmitió cortésmente un mensaje verbal de Barack Obama», la Casa Blanca desmintió que ésta haya sido una misión oficial. Esto último no es del todo creíble si se tiene en cuenta que la delegación que acompañó a Clinton se hallaban John Podestá, el encargado del equipo transición del presidente, y David Straub, alto responsable del Departamento de Estado.
Escalada nuclear
Pese a las incuestionables habilidades diplomáticas de Bill Clinton, tampoco se puede obviar que ex presidente es el esposo de la actual secretaria de Estado. Curiosamente, Pyongyang calificó hace poco a Hillary como una «estudiante de primaria en búsqueda de atención», lo que da una idea de las dificultades de la actual Administración para desbloquear el dialogo con el régimen coreano.
Las relaciones entre Washington y Pyonyang tuvieron su mejor momento durante la etapa de Bill Clinton en la Casa Blanca. En 1994, se acordó que Corea del Norte paralizara la producción de material nuclear. La llegada de George W. Bush echó por tierra todo ese esfuerzo tras acusar al reclusivo régimen estalinista de Kim Jong-Il de violar el acuerdo y de mantener un programa clandestino de enriquecimiento de uranio. Luego vino la inclusión del país asiático en el llamado 'eje del mal' junto a Irán e Irak. Desde entonces se cree que Pyongyang ha adquirido capacidad para fabricar al menos cinco o seis bombas nucleares. Obama ha intentado cambiar las cosas, pero Kim quiso presionar primero: en los últimos meses ha lanzado varios misiles haciendo saber que podría colocarles en el futuro una cabeza nuclear.
Ante ese panorama, no es de extrañar que el ex presidente tanteara si hay disposición de la parte norcoreana de comprometerse en un proceso de diálogo sobre las disputas en torno al tema nuclear. Es difícil imaginar que durante el encuentro de una hora entre Bill Clinton y Kim Jong Il no se hablara de asuntos más allá de la liberación de las dos periodistas.