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Sociedad

Una elección nada arriesgada

LUIS GÓMEZ
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A resguardo de la legión de paparazzis que la persiguen desesperadamente este verano en busca de la fotografía imposible -en bikini-, los focos mediáticos han vuelto a catapultar la figura de la Princesa de Asturias. A falta del último recuento, la revista más fina del famoseo internacional la ha entronizado como la mujer más elegante del mundo. De princesa a princesa, ya que recoge el relevo de Matilde de Bélgica.

La elección de Vanity Fair se trata de una apuesta excesiva -¿qué pensará Rania de Jordania?- y nada arriesgada. Como el estilo de Doña Letizia, pese a la transformación que ha ido graduando sin demasiadas alharacas. Un look siempre marcado por la discreción y enmarcado en unos límites lo más correctos posibles, pero alejados de la frescura y atrevimiento que exhibió, por ejemplo, en la cena de gala de la boda del heredero de la corona danesa, con un sexy vestido rojo carmesí de Lorenzo Caprile. De la mano casi siempre de su modisto preferido, Felipe Varela, la princesa ha renovado su fondo de armario y modernizado su imagen apegada al clasicismo más tradicional, con sus chaquetas entalladas, sus faldas cortadas en la medida justa y su gusto por llevar siempre a juego zapatos y bolsos, una querencia que desafía las tendencias de las pasarelas.

Adicta a los manolos y los stilettos de Jimmy Choo, Doña Letizia despunta su imagen más transgresora con encajes exentos de transparencias, vestidos tubo por encima de la rodilla, sus habituales taconazos de doce centímetros y los peep toes, esos zapatitos que dejan asomar los dedos y que lo mismo luce le caigan chuzos de nieve, que bajo el sol más abrasador.

Como en el caso de la princesa, que relega a un tercer puesto a Penélope Cruz -una mujer apasionada últimamente por todo lo que huela a vintage-,Vanity Fair ha escogido a Paloma Cuevas y su marido, el torero Enrique Ponce, como la pareja más glamurosa. Amante de los modelos de Óscar de la Renta, Valentino y Ladrón de Guevara, Palomita, como la llama su familia, apuesta siempre sobre seguro. Jamás desentona. Luce siempre impecable. Lo mismo en un posado para el Hola en su cortijo de La Cetrina que para la fiesta más exquisita, pero sin el encanto del atrevimiento.

Pero lo español está, sin duda, de moda. En el apartado de originales triunfa la duquesa de Alba, sencillamente inclasificable, pero con una pizca de mayor osadía que Doña Letizia, Paloma Cuevas y Penélope, que siguen sin dar la talla vestidas de calle. Su fuerte son, sin duda, las grandes ocasiones.