El desconocimiento de los nuevos ajustes perturba a los cubanos
Las restricciones en el abastecimiento de comida obligan a acelerar los cambios
| CORRESPONSAL. LA HABANA Actualizado: GuardarEmpresas y dirigentes cubanos comenzaron ayer a desmenuzar en reuniones el discurso pronunciado -sin concesiones a la improvisación- por Raúl Castro el sábado. El objetivo es extraer conclusiones sobre la forma de aplicar su contenido en cada entidad.
Mientras los concienzudos análisis tienen lugar, mucha gente -es imposible cuantificarla porque no hay encuestas públicas- se debate entre el temor al advenimiento de mayores estrecheces y la confianza de que Raúl Castro se centra en fijar los problemas internos y dar soluciones. Pero cada vez hay más preguntas sobre cuándo se concretará el cambio que se espera. «Sí, pero están como en el cuento de la Virgen de Guadalupe, que la gente dice que viva la virgen, pero, después de tres kilómetros de procesión, uno dice, ¡sí que viva, pero no tan lejos!», comenta Ángela Inés, educadora de un círculo infantil. La mujer, de unos 45 años, añade que «está bien tener ideas, pero aquí lo que hace falta son soluciones. Por ejemplo, hace más de tres años que se habla del cambio de moneda y no se ha concretado».
Como ella, otros vecinos de la zona de La Copa, en el barrio residencial habanero de Miramar, están que fuman en pipa. No es precisamente porque el presidente anunció que se avecinan más ajustes -temen los apagones domésticos-, que el crecimiento anual no pasará del 1,70 % y que los bueyes sustituirán a los tractores para ahorrar combustible en las fincas pequeñas.
El disgusto lo provoca el cierre de las tiendas que el pasado día 1 pasaron a ser administradas por TRD, la cadena de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Una anciana relataba ayer que, «según una tendera, no han abierto porque el que tiene que dar la orden está de viaje en Canadá. ¡Imagínese!».
Tiendas cerradas
Y es que son muy pocos quienes pueden permitirse cargar un carro y dejar 150 euros de golpe para un acopio quincenal o semanal. Oficialmente, nadie de la cadena se ha pronunciado. La gente se queja porque está molesta. En dos manzanas hay cerradas dos tiendas -una surte también a mayoristas-. Y cinco calles más lejos el 'mercado de 70', uno de los mayores de La Habana, lleva cinco jornadas cerrado. Supuestamente, todas las cadenas asumidas por las TRD debían entregar un inventario exhaustivo a sus nuevos jefes.
Uno de los asuntos prioritarios para las amas de casa es poner comida en la mesa a diario, un drama más acuciante durante las vacaciones estivales.
Las medidas de ahorro adoptadas hasta ahora también han dejado más desempleados y personal sin almuerzos laborales porque la jornada termina antes de tiempo. El 60% de las cadenas de restaurantes Palmares han cerrado en aras de la eficiencia. De momento, muchos trabajadores esperan destino.
La gente está tensa porque Raúl Castro no ha especificado cuáles eran esas medidas «nada gratas» que se avecinan. En cualquier caso en una cosa hay consenso entre el general -78 años- y sus ciudadanos: «Cuba no puede seguir así». De ahí que tengan tanta importancia los pasos que se den en el futuro. Se espera que muy pronto se convoque la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (PCC), en la que se elegirá a la nueva cúpula. De ella podría salir también Fidel Castro, para permanecer sólo como líder moral.
Las opiniones de los veteranos dirigentes y de los 'jóvenes comprometidos' que asuman los cargos, junto a las de la sociedad, contarán para el futuro y crucial congreso del PCC, que deberá dejar atado y bien atado que Cuba siga siendo socialista mientras la economía se abre a modelos más racionales. Lo que aún es un misterio es cómo.