EL VERANEO DE... OCTAVIO ACEVES | VIDENTE

Con los astros a remojo

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No le pregunten por la crisis porque sabe lo mismo que nosotros. El vidente Octavio Aceves ahora está inmerso en otras historias. Se acaba de casar con un médico italiano y si le hablan de Capri, se embala que es un primor. «Ahí conocí a mi marido en 1999. ¡Es una isla maravillosa! La visité por primera vez hace 25 años porque había leído las historias de Tiberio y de Oscar Wilde, así que tenía muuuuucha curiosidad», recuerda con voz sugerente. Se le ve feliz. Como si los astros giraran a su alrededor y le mandaran besitos al aire... Por mimos que no quede.

«Me gusta cuidarme, claro que sí. Estoy en un estado físico excelente. Y me pongo muchas cremas». El sol de Capri es implacable. Aun así, él se siente como pez en el agua. No es para menos: todos los días nada tres kilómetros con una barquita al lado, «que maneja el mismo marinero que me la cuida el resto del año». Dice que aprendió a nadar antes que a caminar, porque era asmático y sus padres decidieron darle un buen chapuzón para cortar por lo sano. Ahora tiene un fuelle inagotable. Con un helado le basta en Capri para recuperar fuerzas, «siempre que sea de chocolate blanco, yogur y 'strataciella'».Y si no le apetece salir por la noche, se conforma con asomarse a la ventana de la suite que le reservan en el hotel 'Gatto Bianco'. Tiene vistas a la bahía y el cielo mediterráneo luce siempre un sinfín de estrellas. En estas fechas, Octavio las mira sin agobios; ni cálculos ni catalejos. Está de vacaciones.