A la consejera de Salud de la Junta
| El Puerto de Santa MaríaActualizado:Excelentísima señora: En principio felicitarle y solicitarle haga extensiva la misma al equipo médico correspondiente del hospital Virgen del Rocío por el éxito de la intervención quirúrgica llevada a cabo por procedimiento pionero en el mundo: la extirpación laparoscópica de un tumor de colon.
Pero este tipo de éxito no puede ocultar la realidad del sistema sanitario andaluz. Me explico: el 22 de julio, coincidiendo con la gran noticia, me personé con mi hija en los servicios de Urgencias del hospital referido sobre las ocho de la tarde, al verse afectada por un abundante proceso de hemorragia menstrual. La impresión al entrar en la sala de espera, desoladora: preñadas en actitudes imaginables como consecuencia de la situación particular de cada paciente y la atención que se les dispensaba.
Al cabo de una hora fue reconocida por el doctor. Dicho facultativo no concluye su diagnóstico hasta no obtener los resultados de los análisis que prescribe. Entre tanto, nos indican, que no se obtendrían en el plazo de hora y media. Transcurrido el tiempo indicado con creces, nos interesamos reiteradamente por tales análisis, y nos indican que esperemos; hasta que a las dos horas insistimos en obtener respuesta y la obtenida nos deja perplejos; el médico que nos atendió había concedido el alta. Exigimos una aclaración de la situación; puesto que, aún no nos habían facilitado los resultados de los análisis y no comprendíamos cómo se podía producir un alta.
Puestos en contacto con el laboratorio dicen que se han extraviado. Acto seguido la facultativa de turno prescribe un nuevo análisis. Este tarda menos tiempo, pero, he aquí el diagnóstico: «Puede ser un embarazo extrauterino, y eso es grave; puede ser un quiste ovárico o puede ser un desarreglo hormonal. Le voy a recetar esta medicación; o no, mejor ésta otra, y debe consultar a su ginecólogo; pero no hace falta que sea inmediatamente». Recogemos el parte médico sin diagnóstico fiable; nos situamos en las cuatro de la mañana del día siguiente, el parking me costó un riñón. A esa hora sólo deseábamos descansar y no dilatar la madrugada en trámites de reclamación; entre otras razones por desconfianza ante la propia Administración.
Fuimos testigos de casos increíbles: sólo funcionaban dos aparatos de monitorización, una señora esperando reconocimiento con cinco centímetros de dilatación; otra que había roto aguas la tienen tres horas de pie; otra con contracciones cada cinco minutos la pretenden mandar a su casa, ... Atentamente.