La Policía extrema los controles en Mallorca para encontrar a los etarras
Las Fuerzas de Seguridad centran sus pesquisas en la búsqueda de una mujer y dos hombres, que en los últimos días habrían sido vistos en los alrededores del lugar del atentado
MADRIDActualizado:Han pasado dos días desde que la banda terrorista ETA asesinase a dos guardias civiles en Mallorca y la Policía mantiene el dispositivo de búsqueda en la isla, intentando evitar su huída en la denominada 'operación Jaula'. Las Fuerzas de Seguridad centran sus pesquisas en la búsqueda de tres personas. Una mujer y dos hombres, que en los últimos días habrían sido vistos por algunos vecinos en los alrededores de Santa Ponsa y Palmanova, cerca del lugar donde se produjo el atentado.
Algunos medios apuntan a que uno de los individuos sería Aitor Francisco y en la actualidad tendría una complexión más delgada. La joven que mantendría la misma apariencia es Alana García. El tercer sospechoso sería Alberto Machain, cuya foto fue difundida ayer por el Ministerio del Interior junto a las de otros cinco individuos, todos ellos pertenecientes a la lista de terroristas más buscados.
Otros medios apuntan a otra etarra, Itziar Moreno Martínez, como la mujer que busca la Policía. Una testigo la sitúa minutos antes de la explosión en el lugar del atentado. Según esta mujer, se cruzó con Moreno en la oficina de Correos cercana al lugar de la masacre antes de que el coche en el que viajaban los dos guardias civiles saltase por los aires.
Podrían haber abandonado la isla
A medida que avanza la investigación, aumentan las dudas de que los etarras que activaron la bomba sigan en Palma. La Guardia Civil cree que los autores del atentado habrían tenido tiempo de huir de la isla al haber utilizado bombas-lapa con temporizador colocadas la noche anterior. Los investigadores se apoyan en las fotografías que los artificieros realizaron a la segunda bomba-lapa colocada en los bajos de un coche del Cuerpo aparcado en las proximidades del cuartel de la Guardia Civil en Calviá.
Los artificieros lograron fotografiar la segunda bomba antes de explotarla de forma controlada y comprobaron que era una 'lapa' que se activa al movimiento del vehículo, siempre a partir de que se agote el tiempo programado en el temporizador. El hecho de que los dos Guardias Civiles que perdieron la vida el pasado jueves circularan con el vehículo oficial sin que se activase la bomba se debe a que el temporizador estaba activado para liberar el dispositivo de movimiento a partir de una determinada hora de la mañana del jueves. De esta forma, los terroristas habrían colocado las dos bombas-lapa programadas para estallar al día siguiente, con tiempo de sobra para abandonar la isla de Mallorca.
Las fotografías realizadas por los miembros del Grupo de Especialistas en Desactivación de Explosivos (GEDEX) de Guardia Civil muestran además cómo los terroristas prescindieron de los habituales imanes para adosar la segunda bomba-lapa a los bajos del coche y la asieron con bridas de plástico al vehículo, que se encontraba en desuso desde hacía más de un mes.
Una segunda bomba-lapa bien escondida
La segunda bomba-lapa había sido muy bien escondida para evitar que los agentes pudieran detectarla en una rápida comprobación visual. De hecho, una primera inspección de este segundo vehículo, aparcado junto al viejo cuartel de Calviá, no ofreció ningún resultado, pero un perro del Instituto Armado marcó que en ese todoterreno había escondida una bomba, por lo que los agentes insistieron hasta localizarla en los bajos del todoterreno.
Las bombas-lapas estarían compuestas por al menos dos kilos de un potente explosivo, aún por determinar. El hecho de que el coche de los dos agentes fallecidos estuviera aparcado sobre el asfalto provocó que la onda expansiva rebotase en el suelo y se proyectase violentamente hacia arriba.
Los avances de la investigación han ido desmintiendo las afirmaciones del delegado del Gobierno en Baleares, Ramón Socías, quien el mismo día del atentado se refirió a una bomba-lapa activada a distancia y de la posibilidad de que los terroristas continuasen en la isla escondidos en un piso franco.