EL JEME

Toponimia chiclanera

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En Chiclana casi todo es diferente. Nunca fue una localidad subvencionada, ni su subsistencia económica dependió de la construcción naval o de la presencia de instalaciones militares. Esta circunstancia ha obligado desde siempre al chiclanero, de natural espabilado, a buscarse la vida emprendiendo, dando como resultado una pequeña Suiza, a la gaditana, laboriosa y empresarial, que siempre nos ha causado perplejidad -entendida en este caso como sinónimo de asombro- al resto de los habitantes de la Bahía, que nunca hemos comprendido del todo, que tan cerca nuestra viviera gente que sin necesidad de políticas activas de empleo, subvenciones y mil rollos, pudiera crear una empresa y vivir de ella.

Este natural práctico del chiclanero explica la peculiar forma que tienen de orientarse y de orientar al forastero. Así es, pues junto a esa sutil y decisiva distinción, cuyo pleno sentido sólo ellos alcanzan a entender, entre los que son de la Banda y los que viven en el Lugar, sobretodo me desconcierta, y lo uso aquí en sentido admirativo, el decisivo papel que cumplen las ventas a la hora de moverse, citarse u orientarse.

Así, cuando alguien quiere saber cómo ir en autobús desde la costa al centro, le dirán que coja la línea 8 en la Venta El Pino, y si el sorprendido turista pregunta: «¡Oiga! ¿Dónde está esa venta?». El todavía mas sorprendido nativo, al que no le entra en la cabeza que haya algún ciudadano de la Unión Europea que ignore donde está dicha venta, le responderá: «¡Pues, en la segunda pista!». Y ahí si que no, si usted le dice a un chicla que no sabe donde está la segunda pista, va a pensar que se está cachondeando de él.

Por el contrario si lo que desea es quedar con los padres de un amigo de sus hijos para recogerlo o para dejarles al suyo, el point meeting universal es la Venta El Florín, en cuya explanada contigua se han recogido y devuelto millones de niños. Esta venta, y no el Opencor, ideó el concepto de abierto 24 horas. Le reto a que la encuentre cerrada. Si ha decidido pasar el día con los amigos en la playa cercana a Sancti Petri, la cita indispensable será en la Venta Popeye o en la Venta La Alegría, donde además puede aprovechar la parada para dejar encargado el arroz pagando una módica fianza por la paellera. Si quiere vender un terrenito, gran afición local, es imprescindible que describa su ubicación por referencia a la venta más cercana, por ejemplo la Venta Las Tetas. Si le han invitado a una barbacoa en el Pinar de los Franceses, cualquier indicación para llegar tomará como referencia la Venta El Burro, en la que además podrá comprar el pan, encargar comida para los 50 que se le hayan colado a última hora o pedir ayuda para la Declaración de la Renta. La venta de servicios globales, otra gran aportación chiclanera.

A Chiclana le hace falta, como el comer, un buen plano de su diseminado, sobretodo para facilitar el movimiento a los veraneantes aficionados al venting. Además ayudaría mucho que se resaltaran las ventas, porque así, en caso de pérdida, entenderíamos mejor las explicaciones.