Reto literario
Actualizado: GuardarSiento causar envidia pero desde hoy estoy de vacaciones. Pero no se muerdan las uñas si las suyas aún no ha llegado o ya acabaron: solamente son 15 días y son los últimos que me quedan hasta el año que viene. No podía ser todo tan bonito. En estos días, como hice en las dos semanas anteriores, iré a la playa y a la piscina, dormiré mucho e intentaré disfrutar de mi vida social todo lo que habitualmente no me permite el trabajo, como todo el mundo. Estos largos quince días que tengo por delante me servirán, además, para un reto -literario, ya saben de lo que escribo siempre en verano- que me ha dejado un poco descolocada. Se trata de Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, de Rilke. Es un librito pequeño, publicado en formato bolsillo, que tuve que encargar en la librería porque por lo visto no es demasiado común. Y ahora no me extraña: no me he enterado todavía de lo que va.
Dicen que tiene mucho de autobiografía y que es una novela mucho más importante de lo que se ha considerado. De hecho, los especialistas indican que es la inspiradora de textos tan valorados como La náusea, de Sartre. Me quedan solamente unas pocas páginas para terminarlo y, a menos que me llegue una revelación divina-literaria, creo que lo acabaré sin saber de lo que va. Sí me está sirviendo, que no es poco, para desintoxicarme de los tochos de Milennium y no empalagarme con los personajes (después del segundo, ésa es la sensación que tengo). Aun después de dormirme varias veces mientras leía Los cuadernos, no se me ha acabado la curiosidad por este título tan desconocido -más bien, la cabezonería- y creo que le quitaré el marcapáginas para volver a empezar desde el principio. No quiero quedarme con las ganas de escribir una Calle Porvera sin quitarme esa espinita. Es un reto.