ETA mata a dos guardias civiles en Mallorca
Los terroristas esperaron a que los agentes subiesen al coche patrulla en Palmanova y activaron con un mando la bomba pegada a los bajos Los artificieros desactivan un segundo artefacto adosado a otro vehículo
| COLPISA. PALMA DE MALLORCA Actualizado: GuardarETA asesinó ayer a dos guardias civiles en Mallorca con una potente bomba-lapa. La banda terrorista logró su sanguinario objetivo un día después de que fallase en su intento de cometer una masacre en la casa cuartel de Burgos, donde la furgoneta-bomba con más de 200 kilos que detonó de madrugada provocó 64 heridos leves, pero ninguna víctima mortal entre los 118 residentes. Resulta evidente que la organización criminal ha puesto a las fuerzas de seguridad en el punto de mira de su escalada de terror veraniega, que comenzó con el asesinato del inspector Antonio Puelles García, víctima de otra bomba-lapa, cuando aparcaba su automóvil junto a su vivienda de Arrigorriaga (Vizcaya). Los terroristas ayer querían sangre y no dejaron nada al azar. El comando, algo después de las diez de la mañana, colocó una bomba-lapa en los bajos del todoterreno que la Guardia Civil tenía aparcado ante la oficina de denuncias situada en las proximidades del paseo marítimo de Palmanova, una pedanía del municipio de Calviá, y sus miembros esperaron, ocultos y a pocos metros del vehículo policial, su oportunidad.
Sobre las 13.50 horas, los guardias Diego Salva Leazun y Carlos Sáenz de Tejada García salieron del cuartel playero y se montaron en el Nissan Patrol, que estaba aparcado junto a la acera. Los etarras, sin darles tiempo a arrancar el coche patrulla, accionaron con un mando a distancia el iniciador de la bomba y el todoterreno reventó y se convirtió en una bola de fuego desde la que salía una columna de humo negro visible desde una distancia de varios kilómetros. Esta vez la banda quiso asegurar el asesinato y no recurrió al tradicional detonador por movimiento de las bombas-lapa, que a veces falla, sino al mando a distancia, que suele ser infalible.
Lo primero que vieron los compañeros de los guardias civiles, que salieron a la carrera del cuartel, fue el coche convertido en un amasijo de hierros y los cadáveres fragmentados de los dos agentes, por lo que los servicios sanitarios no pudieron hacer nada por reanimarlos, ya que murieron al instante. La explosión fue tan rotunda que trozos del todoterreno se esparcieron por decenas de metros a la redonda y parte del cuerpo del copiloto tuvo que ser retirado por los bomberos de la copa de un árbol.
Poco tiempo
Salva y Sáenz de Teja, dos agentes jóvenes y solteros, trabajaban en el instituto armado desde hacía muy poco tiempo. El primero, nacido en Pamplona, tenía 27 años y residía en la isla balear desde hacía años. Había logrado ser destinado al cuartel de Palmanova hace siete meses. Sáenz de Tejada, de 28 años y natural de Burgos, era aún un guardia en prácticas y había llegado a Palma desde la academia del cuerpo hace sólo once días.
Los terroristas, según las investigaciones, tuvieron que colocar la bomba después de las diez de la mañana, hora en que un brigada de la Guardia Civil aparcó el vehículo frente al centro de denuncias. Los dos agentes muertos no eran los teóricos destinatarios de la explosión, ya que arrancaron el coche por un problema técnico y no porque fuesen los componentes de la patrulla que debía utilizarlo a partir de las dos de la tarde. Las dos víctimas vestían de paisano porque trabajaban en labores de mantenimiento. De hecho, se llevaban el todoterreno a un garaje para realizarle una revisión mecánica.
Los etarras, que huyeron tras la explosión con dirección desconocida, tenían preparada otra trampa mortal a la Guardia Civil. Los artificieros del cuerpo desactivaron, pasadas las nuev de la noche, una bomba lapa colocada en los bajos de otro Nissan Patrol, que estaba aparcado frente al otro cuartel que el instituto armado tiene en Palmanova. El cuartel viejo está ubicado en la carretera que une la población con la cercana Magaluf. Se desconoce si en este caso se trataba de un artefacto preparado para activarse por el movimiento y si es que los terroristas tenían previsto acudir al lugar en otro momento para detonarlo con el mando. En este caso, se trataba de un todoterreno en desuso, que al parecer llevaba semanas aparcado junto a las instalaciones policiales.
Pese a la evidente tragedia, el azar, como el miércoles en Burgos, volvió a colocarse en contra de las pretensiones de los terroristas. La zona de la primera detonación es una calle en segunda línea de costa, muy concurrida, y, pese a ello, no hubo que registrar herido alguno entre los viandantes, aunque las primeras informaciones apuntaban a la existencia de varios. La concentración de transeúntes por la calle Na Boira es notable a cualquier hora del día porque el propio edificio que acoge la oficina de la Guardia Civil alberga también una estafeta de Correos, un centro de salud y una comisaría de la Policía Local y porque la zona está rodeada de hoteles, bloques de apartamentos, tiendas y cafeterías.
En las Islas Baleares
El asesinato de los dos guardias civiles es el primer crimen cometido por la banda terrorista en las Islas Baleares y lo han ejecutado sólo un día antes de que se cumpla el 50 aniversario de la creación de ETA. Los atentados más graves que había registrado la isla se produjeron justo hace 18 años y fueron obra del sanguinario José Luis Urrusolo Sistiaga, cuando estaba al mando del 'comando Levante'. Hizo estallar dos coches bomba que provocaron heridas al hijo de un militar y a un alférez. La isla también pasó a la macabra historia de ETA por ser el lugar en el que la banda intentó asesinar en 1995 al Rey con un rifle de precisión.
La bomba detonada ayer por la banda es el noveno atentado que ejecuta con éxito este año y Sáenz de Tejada y Salva Lezaun son la segunda y tercera víctimas mortales. ETA, en su medio siglo de existencia, ha segado la vida de 206 agentes y oficiales de la Guardia Civil.