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El delantero del Athletic de Bilbao, Fernando Llorente, lanza el penalti fallado ante el guardameta del BSC Young Boys, Wolfli, durante el encuentro de ida de la tercera ronda de la Liga Europa de la UEFA. / Efe
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El Athletic se asoma al precipio

La derrota frente al Young Boys suizo (0-1) deja a los de Bilbao al borde de la eliminación de la Liga Europa

V. SOTO (COLPISA) |
BILBAOActualizado:

El mayor peligro de los trámites es que se deben cumplir. Y el Athletic confiaba en hacerlo, pese a encontrarse en plena pretemporada y sin kilómetros suficientes. Por lo que se ha demostrado en San Mamés, también sin hambre. El objetivo del año para los de Caparrós pasa por Europa y se requieren dos trámites previos, en forma de eliminatorias, para cumplirlos. El de hoy era el primer asalto ante el Young Boys suizo y el Athletic ha salido escaldado.

La superioridad se presupone, pero se tiene que demostrar sobre el césped, sea éste nuevo, como el de San Mamés, o artificial, como el del partido de vuelta en Berna. Y los vascos no lo han hecho, se han perdido en un intento continuo de ataques blandos y sin mordiente y han sucumbido ante el mejor momento de forma y la picardía del conjunto suizo. Ahora, sobre el Athletic pende la espada de caer eliminado de Europa casi sin degustarla tras el esfuerzo titánico que le ha supuesto llegar. Entrar por la puerta grande para salir por la gatera, un riesgo que nadie en el club, que pasa por un momento agitado, quiere asumir.

Pero la dinámica del fútbol no entiende de grandezas y el balón se ha movido al ritmo que imprimían los helvéticos, que preferían no arriesgarse a los embates de calidad de los bilbaínos y dormían la pelota en rondos largos y ordenados, pero con peligro en las incursiones de sus interiores. No ha necesitado el Young Boys demasiado más: algo de control y rigidez en la zaga. La velocidad y el físico estaban, por descontado, de parte de los suizos, más rodados y ya en plena competición de Liga.

Al primer equipo, con 16 años

Degen, en una cabalgada loca de cincuenta metros, lo ha demostrado. Ha disparado a bocajarro a Iraizoz y éste sólo ha podido despejar la pelota al centro, lo que ha aprovechado el oportunista y potente delantero marfileño Doumbia. El gol podía parecer un fogonazo. Tranquilos, aquí no pasa nada. Todo cambiará. Sí, pero nadie imaginaba que iba a ser a peor. Cinco minutos después de encajar el tanto, los de Caparrós debían sacudirse tres ataques consecutivos del Young Boys coronados por una sonora pitada de San Mamés.

La desconexión del Athletic era evidente. El equipo podía llevar el balón hacia delante (aunque con algunas pérdidas garrafales), pero era incapaz de encontrar a Llorente, ausente y con un ritmo físico muy bajo. Yeste no hacía carburar al equipo y Toquero se perdía en carreras locas para ejercer una presión sin compañía y, por tanto, sin resultado. El descanso ha sido aprovechado por Caparrós para sustituir a Yeste por David López. El equipo ha ganado en enjundia, Javi Martínez ha tomado más control y los vizcaínos se han crecido ante su rival, dispuesto a aprovechar una contra pero con mínimo riesgo. En uno de esos ataques atropellados, un defensa ha enganchado a Iraola antes de que éste conectase el disparo. Penalti. Era el momento de la reacción, el punto de inflexión. Pero Llorente no estaba para lujos y ha lanzado demasiado poco escorado como para que Wolfli no pudiese desviar el cuero a saque de esquina.

El Athletic regalaba balas y debía buscar en la recámara. Caparrós ha tirado de psicología. Necesitaba velocidad y gol y, sobre todo, necesitaba calentar San Mamés. En un campo que vive de ídolos de cantera, la única respuesta posible era hacer debutar al juvenil Muniain, convirtiéndole con 16 años en el jugador más joven en vestir la camiseta del Athletic, tras arrebatar este honor a 'Piru' Gainza. Pero la labor se tornaba demasiado hercúlea para el chaval, que ha dejado destellos, pero que poco más ha podido hacer por levantar el partido. Ahora, al Athletic le queda una semana más de pretemporada para enfrentarse a su primera final y, tal vez, a la rotura del sueño anhelado para esta campaña.