Prohibido enfermar
Actualizado: GuardarMala suerte. Lo de enfermar en pleno verano se ha convertido en un auténtico calvario. Al margen de sufrir la dolencia, el abnegado paciente debe soportar la preocupante afección de la sanidad pública: la incompetencia.
Cada año se repiten las mismas escenas. Los centros de salud de la provincia se colapsan por la llegada masiva de visitantes. Si durante el curso la cosa no funciona bien, los meses de verano el despropósito es aún mayor. Pero lo más grave es que pese a que se trata de un problema esperado no se ponen las medidas necesarias para solucionarlo. Nunca se acierta a solventar la caótica organización y planificación de los ambulatorios.
El enfermo trata de resistir y el médico aguanta el temporal como puede. No tiene sentido que se permita que en nuestros hospitales falten profesionales y que los jóvenes médicos se marchen fuera de España porque en cualquier otro lugar están mejor considerados. No es normal que los que se quedan aquí tengan que doblar turno para intentar paliar la demanda. Quienes se encargan de cuidar de nuestra salud deberían cumplir estrictamente sus descansos.
Una vez más se repite la misma imagen. Los médicos están desbordados. Apenas tienen tiempo para atender adecuadamente a sus pacientes. El verano vuelve a demostrar que la sanidad pública no está bien preparada. Y parece que no se investiga lo suficiente como para encontrar una vacuna que acabe con este mal.