
La Audiencia condena a 35 años a Javier Abaunza por el asesinato del juez del Supremo Martínez Emperador
El terrorista disparó por la espalda al magistrado el 10 de febrero de 1997 cuando éste se encontraba en el portal de su casa en Madrid
MADRID Actualizado: GuardarLa Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a un total de 35 años de cárcel al etarra Javier Abaunza al tener "la convicción plena" de que este terrorista asesinó con un disparo por la espalda al magistrado del Tribunal Supremo Rafael Martínez Emperador el 10 de febrero de 1997 cuando el juez se encontraba en el portal de su casa en Madrid.
"Javier Abaunza se encontraba en el lugar de los hechos cuando se produjo el vil asesinato y además participó en el mismo de forma activa", aseverá la sentencia que además afirma que "no cabe duda de su pertenencia en ETA, tampoco cabe duda de su pertenencia al comando que utilizó el vehículo empleado en el atentado y los pisos que más tarde fueron registrados".
En concreto la sentencia impone al terrorista 30 años de prisión por un delito de asesinato terrorista, dos años por otro delito de tenencia ilícita de armas con finalidad terrorista y otros tres años por falsificiación de matrículas. Además la resolución -de la que ha sido ponente el magistrado Enrique López- condena al etarra a indemnizar con 90.000 euros a la familia del magistrado asesinado.
En su apartado de fundamentos jurídicos, la resolución tiene en cuenta el silencio del condenado durante la celebración del juicio al explicar que su negativa a declarar "puede ser objeto de valoración cuando el cúmulo de pruebas de cargo, como es el caso, reclame una explicación por su parte de los hechos, explicación que, en el supuesto de autos, no se ha dado por parte del acusado". Es habitual que en los juicios contra miembros de ETA en la Audiencia Nacional los acusados expresen su negativa a declarar, en la mayoría de los casos al no reconocer la legitimidad del tribunal que les juzga.
La Audiencia Nacional reconoce el derecho a guardar silencio y no declararse culpable de los acusados y cita para ello jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH) o de la propia Constitución Española o el Tribunal Supremo. No obstante, matiza que, "conforme a dicha jurisprudencia, cabe establecer la posibilidad de sacar conclusiones del silencio de un acusado".
"Un gran compañero y un gran jurista"
Esta condena es un año menor de lo que solicitaba el fiscal Pedro Rubira, quien el pasado 19 de mayo elevó a definitiva su petición de 36 años de cárcel para el miembro de ETA. "Rafael Martínez Emperador era un gran compañero y un gran jurista que fue asesinado por ETA", ha comenzado enfatizando el representante del Ministerio Público, quien, no obstante, ha asegurado que no se iba a dejar llevar en su exposición por "referencias personales". El fiscal considera que había pruebas suficientes para condenar al acusado y lamenta que Abaunza declinase responder a ninguna de las preguntas que le formularon durante la celebración del juicio.
El atentado se produjo cuando el magistrado regresaba a su domicilio, situado en la calle Menorca de Madrid. Los hechos probados de la sentencia explican como Abaunza y otra persona no identificada se acercaron a Martínez Emperador y, en el momento en que iba a abrir la puerta, el acusado le disparó en la nuca a corta distancia.
El tribunal ha tenido en consideración también las declaraciones que prestaron durante el juicio como testigos los vecinos de la víctima, quienes se encontraban en el lugar de los hechos en el momento del atentado. Estos confirmaron como vieron al asesino acercarse al magistrado ataviado con una gabardina. Además su descripción del personaje coincidía con la de Abaunza.
Por último, la sentencia recuerda cómo unos días después del asesinato se localizó en una calle cercana un vehículo cuyo robo había sido denunciado días antes. En el interior del coche fue encontrada la citada prenda de ropa junto a una bolsa de plástico en la que figuraban las huellas de Abaunza. También han sido claves las huellas de Abaunza que fueron encontradas en el piso de la calle Polibea que durante años fue empleado por el 'comando Madrid de ETA'.