EE UU se vuelca en Oriente Próximo
La Casa Blanca trata de forzar un nuevo diálogo israelo-palestino mientras vende armas a Irak
| NUEVA YORKActualizado:Estados Unidos lleva a cabo una intensa ronda diplomática en Oriente Próximo, la más ambiciosa en décadas, que servirá para comprobar si los hombres de Obama son capaces de volver a sentar en la mesa de negociaciones a israelíes y palestinos. Los más optimistas se atreven a comparar la nueva ofensiva con la llevada a cabo durante la era de Jimmy Carter, que condujo a la firma de un histórico acuerdo de paz entre Egipto e Israel. Expertos árabes creen que, pese a la buena voluntad norteamericana, los resultados no serán tan sorprendentes.
Estos días se encuentra por la región el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, que ya ha visitado Israel y Jordania y ayer viajaba a Irak; y el enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Próximo, George Mitchell, que ha recorrido Siria, Israel, Egipto y Cisjordania; mientras, ayer volvía a verse las caras con el líder judío, Benyamin Netanyahu, en un encuentro en el que hubo «progresos», reconoció el diplomático estadounidense.
«Creo que la actual iniciativa puede ser comparada con la de Jimmy Carter a finales de los setenta», ha declarado Emad Gad, encargado de la Unidad de Israel del Centro Al-Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos. Aquella campaña condujo a la firma de los acuerdos de Camp David y del tratado de paz entre Egipto e Israel, suscrito en 1979. Pero, ¿logrará toda esta intensa actividad diplomática cambiar la agresiva política de asentamientos de Israel? ¿Controlará Hamás de una vez a sus violentas milicias y su permanente amenaza contra intereses judíos? El primer objetivo de la Casa Blanca es más bien modesto: ganarse la confianza y mostrar que se toma en serio las reivindicaciones de todas las partes implicadas en el conflicto, sin desdeñar actores tan importantes como Siria e Irán.
Para Mitchell, es vital que Netanyahu abandone su inmovilismo y acceda a trabajar en una fórmula donde se aborde la congelación de asentamientos judíos en territorios palestinos, el gran tabú de su Gobierno. Si a día de hoy parece improbable que Tel Aviv vaya a ceder en este asunto, Obama ya ha dejado claro que para avanzar es imprescindible que Israel ponga fin a su política colonizadora en territorio palestino.
«Acercamiento»
Sobre este gran nudo, Netanyahu se refirió ayer a un «acercamiento» que permite continuar el proceso diplomático, aunque las negociaciones directas tendrán que esperar. El presidente palestino, Mahmud Abbas, ha asegurado que no se citará con el primer ministro hebreo si no se detienen las edificaciones.
La actual campaña diplomática de Estados Unidos intenta borrar la herencia de George W. Bush, cuya actitud demasiado condescendiente con Israel llegó a generar graves daños en los vínculos entre su país y el mundo islámico. Como rasgo distintivo de los nuevos tiempos, la Administración norteamericana no tendrá reparos en hacer responsable a cualquier parte de los incumplimientos, algo que le otorgará más credibilidad.
Mientras, el secretario de Defensa, Robert Gates, llegó ayer a Irak para discutir sobre el terreno con las autoridades locales la salida de las tropas norteamericanas, prevista para finales de 2011, así como para ultimar la posible venta de una importante partida de armamento a Bagdad.
Gates buscará dar la continuidad a las conversaciones mantenidas la semana pasada por el primer ministro, Nuri Al-Maliki, y Barack Obama. Ambos países se comprometieron a mantener relaciones bilaterales normales después del traspaso de poderes. Y la normalidad pasa por los millones de dólares que Irak espera gastar en compra de armas a Estados Unidos. Bagdad quiere comprar al menos dieciocho aviones de combate F16, además de helicópteros y tanques, para afrontar las posibles amenazas de los países vecinos.
Gates también tratará la ayuda que su Gobierno puede ofrecer a Al-Maliki para superar la fuerte división existente entre la minoría kurda y la mayoría árabe que amenaza la estabilidad del país.