El vigilante de la caja tira la toalla
Prudente y frío, el tesorero era un funcionario experimentado del aparato de Génova
| MADRID Actualizado: GuardarLlevaba casi treinta años subiendo a la sexta planta de la sede del PP en la calle Génova, pero lo que realmente le gusta es escalar montañas. Luis Bárcenas tiene el carácter reservado del amante del alpinismo, meticuloso y frío como un buen deportista que se faja en las subidas en solitario, discreto y prudente como deben ser los guardianes de las llaves de la caja, o al menos lo parecen. Licenciado en Ciencias Empresariales por la exclusiva universidad privada de ICADE, Bárcenas empezó a trabajar en el partido en 1983, cuando Ángel Sanchís era tesorero de la Alianza Popular de Manuel Fraga. Apenas se le conocen grandes amigos íntimos y en las últimas semanas tuvo que soportar un creciente clamor de sus compañeros de partido a favor de su retirada.
El escándalo del 'caso Naseiro' en 1990 (el tesorero del PP fue detenido y acusado de un delito de cohecho relacionado con la financiación ilegal del partido) fue una oportunidad de promoción profesional para el joven empleado onubense. José María Aznar puso al frente de las finanzas al acaudalado Álvaro Lapuerta, quien nombró a Bárcenas gerente del partido. Se le consideraba meticuloso y muy profesional, un excelente burócrata con todo bajo su control. Y no sólo en el partido. Presume de una contabilidad personal impecable y la exhibe en la organización popular como prueba de su honradez. «¡Caray, Luis, tienes que estar muy seguro para pedir una inspección fiscal!», le dijo Federico Trillo cuando el tesorero respondió a las primeras informaciones de la trama 'Gürtel' con este reto. Cuando los tribunales destaparon su 'modus operandi' con la trama corrupta, se multiplicaron los dirigentes populares que recordaban cuántas veces se escandalizaron de las facturas que presentaban las empresas de Paco Correa. Pero no protestaban. Nadie se atrevía a enfrentarse al poder fáctico del aparato. Bárcenas se retirará ahora de la que ha sido su casa política en las últimas tres décadas a la espera de que los tribunales se pronuncien sobre su persona.
Con ademanes a veces arrogantes, se jacta de haber superado una inspección fiscal implacable de la Agencia Tributaria, lo que hizo abrigar a Rajoy la convicción de que sería muy difícil demostrar la implicación de Bárcenas en los enredos de la trama corrupta de Correa.