Los polvorines de Fadricas cuentan con 500.000 metros cuadrados para su futura urbanización. / C. C.
SAN FERNANDO

La Guerra Fría de los polvorines

Los trámites de expropiación por parte del Ayuntamiento sobre la zona han determinado las relaciones con Defensa y paralizado cualquier actuación

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Una vez que el suelo de los polvorines de Fadricas dejó de tener utilidad para la Armada, el terreno (junto al centro comercial de Bahía Sur) comenzó a ganar protagonismo por sus posibilidades de desarrollo.

Dos modelos de urbanización, uno basado en las viviendas y otro en el ocio, han paralizado cualquier actuación por el momento y han conformado un enfrentamiento entre el Ayuntamiento y Defensa que ha derivado en una especie de Guerra Fría pues han roto las relaciones y condicionado cualquier otra negociación que se pudiera dar entre el Consistorio y el Ministerio. La reserva de suelo iniciada por el Gobierno local fue el detonante de una situación que cumple dos años sin ningún tipo de avance.

Existió un borrador acordado por ambas administraciones en la que se exponía la fórmula de desarrollo de los suelos; sin embargo, un convenio suscrito por el Ayuntamiento con la inmobiliaria Urbis concedía al lugar parámetros de edificabilidad muy superiores a lo estipulado en el primer documento, razón por la que Defensa decidió paralizar las negociaciones.

Encontronazo

Entonces fue la Junta de Andalucía la que vio la posibilidad de urbanizar los terrenos a través de los que denominaba un «plan ejemplarizante» y para evitarlos el Consistorio llevó a cabo en enero de 2007 un proyecto de delimitación de la zona para su incorporación al Patrimonio Municipal de Suelo. Ante tal decisión, el Ministerio fue tajante y anunció que se había «cerrado la vía de adquisición de la propiedad». La polémica estaba servida, ya que a través de la actuación desarrollada por el equipo de Gobierno se abría la posibilidad de la expropiación (ante la desafectación de los terrenos).

En este conflicto entraban también los reversionistas y los pequeños propietarios, que decidieron plantar cara en el Pleno en el que se decidía el futuro del lugar y protestar por ver cómo se han devaluado sus propiedades.

El expediente de expropiación tuvo que renovarse el año pasado al caducar en un primer momento, situación que se repetiría en octubre, sin que exista una concreción sobre el desarrollo del lugar pese a que acumularía el bloqueo dos años. El PSOE local ha buscado una nueva salida y ha ofrecido un punto de encuentro en el que Gobierno y Junta se avengan a continuar con el proyecto. Ahora, es el Ayuntamiento el que decide si mueve ficha o continúa la guerra.