Una cerveza para olvidar
Obama cierra la polémica generada por sus declaraciones sobre la detención de un profesor negro e invita a la Casa Blanca a los protagonistas del suceso
Actualizado:En la mayoría de los pubs rurales de Irlanda, justo debajo de la campana de la hora feliz, cuelga una inscripción labrada en madera. «Haya paz, hombres de Dios. No hay nada que no arregle una cerveza». Barack Obama, al que de momento no se le conoce ninguna ascendencia celta, parece opinar igual. Para salir al paso de la creciente polémica racial en torno a sus críticas por la detención de un profesor negro de Harvard por la Policía ha optado por brindar con los protagonistas en la Casa Blanca. La cerveza ha sido la bebida elegida.
Después de admitir que había usado palabras «desafortunadas» para expresarse sobre el tema y de reconocer que «podría haber calibrado mejor» su opinión sobre la actuación del sargento Crowley, ayer anunció que acababa de llamar por teléfono al agente y a Henry Louis Gates, catedrático y amigo del presidente, para poner fin «a una historia desagradable».
Recordemos. El pasado día 16, Gates, especializado en asuntos afroamericanos en la prestigiosa Universidad de Harvard, fue arrestado tras forzar la puerta de su propia casa porque no encontraba las llaves a su regreso de un viaje. La Policía de Cambridge, su ciudad, había sido alertada por una vecina que pensó que se trataba de un robo. Hasta ahí todos de acuerdo.
Desde ese momento los hechos varían sensiblemente en función de la versión de Gates o del sargento Crowley, que lo detuvo por alterar el orden público, cargos que fueron luego retirados. Gates dijo haber sido víctima de un comportamiento racista, aunque el funcionario asegura que fue arrestado porque se mostró agresivo.
Pero fue la intervención de Obama el miércoles la que aventó la polémica al asegurar que la Policía había actuado «estúpidamente». Adquirió nivel mundial cuando televisiones y blogs pasaron a discutir si al primer presidente negro de Estados Unidos se le había ido la mano, cuando él mismo admitió desconocer los detalles del incidente. Pronto sindicatos policiales y colegas de Crowley cerraron filas para defenderlo y criticaron a Obama «por sugerir que de alguna forma el caso pone en evidencia la historia de abusos raciales en el país». Pidieron que se disculpara ante todo el personal policial de Estados Unidos».
Y así ha ocurrido. «El hecho de que haya suscitado tanta atención creo que es testimonio de que estos temas siguen siendo muy sensibles en Estados Unidos», dijo el presidente. «En la medida en que la elección de mis palabras no aclararon, sino al contrario, contribuyeron a la efervescencia, creo que fueron desafortunadas», reconoció desde la Casa Blanca. Y para «los hombres de Dios», la mejor manera de disculparse es con una cerveza. Ya lo dicen los irlandeses desde hace siglos. La cita aún no ha sido concretada. El lugar sí, la residencia presidencial.