Los dos alcaldes de Chiclana en este mandato, José María Román y Ernesto Marín, se abrazan el día de la moción de censura, en noviembre./ ROMÁN RÍOS
Chiclana

Doce meses de pactos

El 22 de julio de 2008, el entonces alcalde, Ernesto Marín, cesaba en su puesto de concejal a Nadine Fernández; era el principio del fin de la etapa del cuatripartito en el Gobierno local

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Un empresario chiclanero reconocía recientemente a este medio que en política nunca se saben quiénes son los buenos y quiénes los malos. En Chiclana esa máxima puede aplicarse con total tranquilidad, habida cuenta de los sucesivos episodios de alianzas, pactos y traiciones que se han venido sucediendo en los últimos doce meses de gestión municipal.

Hace justamente un año, concretamente el pasado 22 de julio de 2008, comenzaba a desintegrarse el que había sido apenas unos meses antes un pacto sólido para desbancar de la alcaldía al PSOE de José María Román tras dos décadas de Gobierno en solitario.

El por aquel entonces regidor local, Ernesto Marín (PP), tomaba la decisión de cesar de sus funciones como concejal a Nadine Fernández. Lo comunicaba a los medios de comunicación en solitario, y aunque era vox populi desde hacía días, Marín justificaba su decisión en el hecho de que apenas una semana antes la asamblea local de IU teledirigida por José Pedro Butrón hubiera expulsado a Nadine del partido.

Ese es considerado por muchos el principio del fin del cuatripartito. La fisura se había producido por el lado menos esperado. Tras meses de rumores, tiras y aflojas y una campaña de acoso mediático «brutal» (según Marín) contra el cuatripartito «por parte de los socialistas y de las administraciones que controlan», ni Partido Andalucista con el polémico Manuel Guerrero y la novata Estefanía Benítez ni el PSA con la soledad de su única representante, Mari Ángeles Polanco, habían roto aún la unidad de cuatro socios de Gobierno que no llegarían siquiera a terminar el año en el poder.

Y es que el verano pasado fue excesivamente truculento en lo político. Reuniones a dos y tres bandas, intervenciones diarias de las direcciones y secretarías provinciales de los diferentes partidos situaban a Chiclana en las portadas de los periódicos a diario por su crisis institucional y política.

Pero la moción de censura quedaba aún lejos. Ésta no tuvo lugar hasta el 22 de noviembre, aunque los movimientos de unos y otros hacían que el calendario se fuera cumpliendo paso a paso.

Todavía hoy algunos dirigentes socialistas reconocen en privado que por aquel entonces el hoy alcalde de Chiclana, José María Román, estaba casi defenestrado. Con todo a favor en las municipales de mayo de 2007, Román había perdido cinco concejales y la mayoría absoluta, y muchos compañeros de partido pedían su cabeza y un cambio de aires interno.

Pese a todo, la insistencia y la paciencia de este profesor de ESO fueron sus grandes armas. A mediados de agosto el PSOE tendía la mano al PSA para impulsar lo que se denominó un pacto por Chiclana. Nadine Fernández ya estaba en el zurrón y sólo faltaba cazar a Polanco para completar la jugada.

El 5 de septiembre una asamblea de militantes que muchos consideraron un «paripé», decidía que el PSA salía el cuatripartito. Apenas veinte días después la entonces oposición ya votaba al unísono en un Pleno y un mes más tarde, el 22 de octubre, la sede vecinal de Las Molineras era el escenario elegido para anunciar, nuevamente con el respaldo de su militancia de base, que iniciaban las negociaciones con el PSOE para optar a la Alcaldía mediante una moción de censura.

En menos de un mes, y con una escenificación perfecta, sin filtraciones a la prensa ni fisuras entre los que son desde entonces socios de Gobierno en Chiclana, PSOE, PSA y la rama oficial de IU sellaban en el Parador de Cádiz su acuerdo. Muchos se preguntan aún hoy si la decisión de Butrón de expulsar a Nadine fue una torpeza. Y es que nadie esperaba que en apenas 17 meses el cuatripartito se rompiera. Seguramente la poca experiencia en política de sus miembros pasó una excesiva factura a este histórico pacto de intereses que saboreó la Alcaldía.