El propietario del chiringuito, Eloy Sánchez-Gijón, delante de su negocio./ ROMÁN RÍOS
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La gata enseña las uñas

Los diez trabajadores del chiringuito de Zahara inician una huelga de hambre por el cierre cautelar del local, que además ha sufrido «un saqueo»

| ZAHARA Actualizado: Guardar
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Un arroz caldoso ha sido el último almuerzo que se han llevado a la boca los diez trabajadores del chiringuito La Gata, en Zahara. Fue su forma simbólica de iniciar una huelga de hambre para protestar por el cierre cautelar del establecimiento, dictado por la Subdelegación del Gobierno «a petición del sargento del cuartel de Torreplata», enfatizaba ayer el dueño del negocio, Eloy Sánchez-Gijón. El hostelero se tuvo que contener a la hora de definir una sanción «que ha generado una terrible indefensión impropia en un estado de derecho». También se mordió la lengua cuándo se le preguntó qué intereses puede haber, más allá del cumplimiento normativo, detrás de la clausura: «Sólo digo que alguien está ganando algo con la ruina que nos ha caído».

Las quejas no se circunscriben únicamente al cierre y los motivos que esgrime la Guardia Civil y la Subdelegación del Gobierno para clausurar el negocio, que es la tolerancia al consumo de drogas; sino también que se acuerde una medida en base a una serie de denuncias «dos de las cuales no existen», sostuvo ayer Eloy. El cierre se ha materializado en virtud a la acumulación de tres atestados levantados por agentes de la Benemérita que interceptaron pequeñas cantidades de droga en el local cuando eran consumidas por clientes. Dos de esas denuncias están fechadas en el verano pasado, según detalló la Subdelegación del Gobierno, y la última es del pasado mes de junio.

Los datos que ofrece el empresario son diametralmente contrarios. «El 19 de junio requisaron una bolsa de cocaína a una persona que estaba en las dunas, fuera del chiringuito y de las otras dos no nos han notificado nada; no existen».

La decisión administrativa parece que ha gafado al local, que la misma noche del precinto fue «saqueado». Según explicó ayer Eloy Sánchez-Gijón, han formulado denuncia porque el local «fue arrasado, se llevaron productos y provocaron destrozos». Este incidente viene a agravar la situación económica del negocio, «que está en bancarrota».

El hostelero aún no ha cuantificado el perjuicio que le ha ocasionado el cierre en la temporada más rentable, porque hasta la fecha no habían obtenido «apenas beneficios» a la espera de los meses fuertes. Pero ya aventura «pérdidas millonarias». «Pero no sólo es cuestión de dinero, la reputación de este negocio ha sido manchada tras quince años de actividad».

Tras una semana en el dique seco, el empresario asegura que no ha sido recibido ni por el subdelegado «porque está ocupado», ni por el instructor de la Guardia Civil, que propuso el cierre, «porque está de vacaciones». A este sargento le reservó duras críticas, y anunció que está dispuesto a demandarlo cuando «se demuestre que aquí no se tolera el consumo de drogas».

Entre tanta marejada, La Gata también tiene sus adeptos. «Agradezco al alcalde de Barbate el apoyo que nos está prestando, también los miles de mensajes que hemos recibido. Las 2.000 firmas que llevamos recogidas a favor de la reapertura» e incluso hay una página en el facebook -No al cierre de La Gata- donde se suman apoyos. Cuando agoten la vía administrativa, recurrirán a la judicial para tratar de levantar la medida cautelar.

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