«He aportado pruebas de mi inocencia»
El tesorero del PP niega ante el magistrado que las siglas L. B. y la expresión 'Luis el cabrón' en los libros de Correa se refieran a élEl juez mantiene al senador como «imputado provisional»
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarCasi tres horas de explicaciones, no muchas preguntas y decenas de documentos sobre la mesa. El tesorero del PP, Luis Bárcenas, aseguró ayer, tras comparecer a petición propia en el Tribunal Supremo, sentirse «muy contento de haber podido declarar» y satisfecho por «haber aportado las pruebas que demuestran mi inocencia». Ante el instructor detalló de forma minuciosa los argumentos de su estrategia procesal basada en negar los apuntes en los libros de contabilidad que le señalan y en tratar de demostrar que su patrimonio es fruto de la bolsa y no de los sobornos.
El senador, que en público no quiso dar detalles sobre su declaración, abandonó la sede judicial en la misma condición procesal con la que entró, imputado provisional por los delitos de cohecho y fraude fiscal. El instructor del caso, Francisco Monterde, no consideró, por el momento, que los argumentos del senador por Cantabria sean suficientes para dar carpetazo al sumario apenas abierto.
En realidad, sobreseer el caso era la única decisión que podría haber tomado ayer el juez. El fiscal Juan Ignacio Campos no podía proponer -ni el magistrado acordar- medida cautelar alguna, como las millonarias fianzas civiles que decretó el Tribunal Superior de Justicia de Madrid tras los interrogatorios de los principales acusados del caso Gürtel en esa comunidad. Monterde todavía no ha solicitado el suplicatorio al Senado y, por tanto, tiene vetado imputar formalmente al aforado, limitar su libertad de movimientos o bloquear sus cuentas hasta conseguir el permiso de la Cámara Alta.
Bárcenas declaró asistido de sus dos abogados personales, Miguel Bajo y Alfonso Trallero, con quienes había preparado intensamente su defensa durante los últimos días. Las alegaciones del tesorero, según fuentes judiciales, se centraron en pruebas documentales y explicaciones verbales.
El senador aportó sus declaraciones de Hacienda para intentar probar que en ningún momento ocultó al fisco sus bienes y, mucho menos, dinero entregado por la red corrupta que dirigía el empresario Francisco Correa. La Oficina Nacional de Investigación contra el Fraude apunta que sólo entre 2002 y 2003 el tesorero pudo defraudar cuotas por valor de 120.000 euros. No obstante, el supuesto delito cometido en 2002 habría prescrito.
Como ya había adelantado en los documentos que envió en junio al Supremo al poco de conocer que el instructor Antonio Pedreira consideró que había pruebas para imputarle, Luis Bárcenas también intentó probar que su abultado patrimonio, cercano a los 3,3 millones de euros sólo en propiedades inmobiliarias, es fruto de sus exitosas operaciones en bolsa, que le hicieron ganar en un solo año más de 600.000 euros.
Operaciones declaradas
El senador insistió en que sus operaciones, siempre declaradas, son el origen de su fortuna, que nada tiene que ver con los sobornos de Correa. Baltasar Garzón, el instructor primigenio del caso, le acusó de haber recibido hasta 16 pagos diferentes del jefe de la trama entre 2002 y 2007 por valor de 1.353.000 euros.
Sobre esos supuestos pagos hay constancia en el libro de contabilidad de la trama corrupta, donde hay asientos a nombre de L.Barc., L. B. o Luis el cabrón. Bárcenas sostuvo en el Supremo que no hay pruebas de que tras esas siglas se esconda su identidad. Según el tesorero y sus abogados, el epíteto 'cabrón' sólo aparece en la contabilidad en 2007, cuando Bárcenas ya no tenía relación personal alguna con Correa y su gente, por lo que apuntaron que se trata de un conocido constructor que se peleó con los responsables de la trama corrupta. En cuanto a las siglas L.B., comentaron que se refieren a un gestor de fondos de inversión sin relación alguna con el tesorero. La investigación de la Policía Judicial también reveló que las cuentas de Bárcenas recogieron un ingreso de 330.000 euros sin justificar. El senador ya explicó el mes pasado en sus alegaciones que ese dinero procede de un préstamo del Banco Popular en diciembre de 2002 para comprar un cuadro del siglo XVII del pintor madrileño de origen flamenco Juan Van der Hamen. Sin embargo, alegó que la operación se frustró y unas semanas después el senador ingresó ese dinero en su cuenta para cancelar el crédito.
Bárcenas fue muy puntual, incluso en exceso, en su cita con el Supremo. Entró, sin compañía alguna, por la puerta del tribunal a las 9.55 horas, más de una hora antes de la citación. En los controles de ingreso al Supremo se produjo la anécdota del día. El senador 'pitó' en el arco de seguridad y, de inmediato y sin que los agentes se lo requirieran, puso los brazos en cruz. Los policías entonces se vieron obligados a pasarle el detector de metales portátil.
Antes de entrar, y ante los 70 periodistas que aguardaban su llegada, el senador dijo sentirse «muy tranquilo». Sin embargo, su nerviosismo se hizo patente durante los 60 minutos que aguardó hasta ser llamado por Monterde. Durante ese tiempo caminó inquieto por la Sala de Pasos Perdidos, en la primera planta del edificio, y recibió instrucciones de sus letrados, que llegaron 20 minutos más tarde que él. Su salida, poco antes de las 14.00 horas, fue aún más multitudinaria, pero Bárcenas se limitó a reiterar su inocencia y a insistir en que los documentos la probarán.